LOS TICS NERVIOSOS Y SUS REMEDIOS

Coks Feenstra · Psicóloga Infantil

13 de febrero de 2008

LOS TICS NERVIOSOS Y SUS REMEDIOS

Los tics nerviosos, como enredarse el pelo, guiñar el ojo, morderse las uñas, golpear la cabeza y otros, son un fenómeno normal en la infancia. ¿Es preocupante? Y, ¿cuáles con los remedios?

Los tics son movimientos de repetición incontrolados y constituyen un hábito nervioso. Si ves a tu hijo balanceándose nerviosamente o morderse las uñas, seguramente te preguntarás si esto es normal o no. Puedes estar tranquila: los niños, como los adultos, a veces sufren estrés y buscan una forma para eliminarlo. A veces el tic se desarrolla como una reacción a un periodo especialmente estresante de la vida: por ejemplo Javier, de 4 años, guiña el ojo desde el nacimiento de su hermanita. Otras veces estos movimientos incontrolados son el resultado del estrés normal que conlleva crecer. El niño está en pleno proceso de entender el mundo, aprende a diario multitud de conceptos y palabras nuevas, vive muchas impresiones, acude al colegio, hace actividades extraescolares y mantiene relaciones con sus amiguitos, con sus lógicos enfrentamientos y peleas. Madurar requiere esfuerzos y absorbe mucha energía. También influye el carácter: el niño sensible o introvertido es más propenso a sufrir un tic que otro que expresa sus estados de humor. A veces es fácil averiguar el motivo del tic, sobre todo cuando se debe a un evento estresante que le preocupa, aunque el niño no sepa indicarlo (divorcio, nuevo bebé en la familia, mudanza, cambio de colegio hasta incluso una película etc.). Otras veces su vida es tan llena de actividades e impresiones que le falta momentos de relax o intimidad con sus padres para asimilar lo vivido. Esto también causa estrés. Y también el no dormir suficiente puede provocar un tic. En este caso se soluciona procurando que el niño duerma más horas.

Veamos las sugerencias para ayudarle a superar el estrés:

 Conviene averiguar el motivo de su tic. Así te será más fácil ayudarle. Si se debe a la llegada de un nuevo bebé, dile una y otra vez cuánto le quieres y procura liberar tiempo para estar a solas con él (lo idóneo es planear un momento fijo en el día de unos 20 minutos, al que llamas ‘nuestro rato’ que dediques exclusivamente a él). Si lleva una vida muy ajetreada, reorganízaselo para que transcurra más relajado. Los momentos de intimidad entre vosotros a diario son importantes, tal como prestarle atención extra. Le ayudará a relajarse. Si intuyes que el tic tenga que ver con el colegio, habla con su profesor/a. A veces el niño vive una presión fuerte en el aula, cuando no se lleva bien con sus amigos o teme no poder hacer frente a las tareas escolares.

 No hay que criticarle por el tic ni prohibírselo (en sí ya imposible), pues aumenta su nerviosismo y por ello el tic.

 Ten en cuenta que cada nueva situación, como la entrada en el colegio (o un cambio de colegio), una mudanza, un ingreso en el hospital, etc. es desconcertante para el niño. Necesita tiempo para acostumbrarse. El tic desaparece en cuanto el niño asimila la nueva situación.

 Destaca sus buenas cualidades y elógiale a menudo. Esto aumenta su autoestima, lo cual a su vez hace bajar el estrés.

 Es importante marcarle normas y establecer una rutina fija en su vida. Esto le proporciona una sensación de seguridad y protección. Evita consentírselo todo.

LA FUNCIÓN DEL TIC

El tic no sólo es una muestra de nerviosismo, también sirve para reducir la tensión. El niño, que mirando una película emocionante se muerde las uñas, domina de esta manera la tensión. O el niño que se golpea la cabeza antes de dormirse, repite el balanceo que disfrutaba como bebé, cuando los padres le acunaban. O la niña que se enreda con el pelo antes de entregarse al sueño, hace este movimiento rítmico para hacer el paso del día ajetreado a la tranquilidad del sueño. Los tics más frecuentes son: morderse las uñas, balancearse, golpearse la cabeza, guiñar el ojo, sacudir hombros y piernas, enredarse el pelo, chasquear, rechinar los dientes y frotarse la cabeza. No decirle nada, procurar que el día tenga momentos de relax y ofrecerle actividades que sean relajantes (leerle, nadar, pasear, dibujar, modelar plastilina y hablar), además de tener paciencia y confianza, son los medios más eficaces. En la mayoría de los casos los tics desaparecen por si solos al cabo de unas semanas o meses (pueden volver cuando la situación se vuelve tensa de nuevo). Si no es así y el tic permanece más de tres a cuatro meses, conviene consultar un psicólogo infantil.

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