¿CÓMO ENSEÑARLE A UTILIZAR EL ORINAL?

Coks Feenstra · Psicóloga Infantil

14 de febrero de 2008

¿CÓMO ENSEÑARLE A UTILIZAR EL ORINAL?

Alrededor de los dos años el niño está preparado física y mentalmente para empezar a utilizar el orinal. Algunos niños lo aprenden enseguida, a otros les cuesta algo más. Para todos significa un verdadero hito en su vida. Siguiendo las pautas que te ofreceré a continuación te resultará fácil ayudarle en este nuevo aprendizaje.

1. DESDE EL DESCONTROL AL AUTOCONTROL
El bebé hace sus micciones automáticamente: en cuanto su vejiga está llena, viene una señal por la que el esfínter, que mantiene la vejiga cerrada, se relaja y deja escapar la orina. Lo mismo ocurre con las heces. Alrededor de los dos años el niño empieza a notar cuando su pañal está mojado. El siguiente paso es que se dé cuenta cuando su vejiga está llena. A partir de este momento está preparado para la enseñanza; a continuación aprenderá a retener su necesidad y poco a poco a controlar todo el proceso. La función que hacía automáticamente, se convierte en algo que él mismo controla. Lo va dominando prácticamente por sí sólo, ya que está en la edad de descubrir su cuerpo; tu función sólo consiste en seguir de cerca sus necesidades y ofrecerle el orinal como una alternativa atractiva.

2. El ORINAL COMO PARTE DE SU MOBILARIO
Cuando el niño empieza a informarte que su pañal está mojado, ya es el momento de comprarle un orinal. Colócalo los primeros días en el sitio donde más esté tu hijo, como el salón o su rincón de juegos. Así se va acostumbrando a ello. Quizás lo considera como un juguete más en el que meta sus bloques de construcción; no importa, se trata de que se familiarice con él. A continuación, cuando tu hijo también te va indicando que tiene que hacer alguna necesidad, es el momento de poner manos a la obra y sentarle en el orinal. Hazlo varias veces al día en momentos fijos, como después de las comidas y antes de acostarle. No hay que esperar milagros a la primera: es probable que todavía no deposite nada en el orinal, pero que lo haga poco después de haberle puesto el pañal. No es señal de que se niegue a colaborar, sino indica que todavía no domina los músculos de los esfínteres. Déjale sentado en el orinal sólo unos cinco minutos. Si el tiempo lo permite, déjale unos momentos más sin pañal; es probable que la necesidad le sobrevenga en cualquier momento. Si se niega a sentar, no le obligues. Indica que todavía no está preparado para ello.

3. ELEGIR EL MOMENTO ADECUADO
Algunos cambios en la vida del niño pueden retrasar el aprendizaje, como un traslado, el inicio a la guardería, la llegada de un nuevo hermanito, etc. Estos acontecimientos pueden hacerle retroceder en su desarrollo, por lo que no está preparado para dar este paso. Si por ejemplo acaba de tener un hermano, es probable que tenga celos y que prefiera que tú le cambies en vez de autoresponsibilizarse. Quiere ¡el mismo trato que el bebé! En semejantes situaciones es mejor esperar hasta que el niño asimile la nueva situación. También es importante que inicies esta tarea, cuando tú misma estés en un momento tranquilo de tu vida (sin estrés del trabajo, o de tener un bebé). El proceso requiere cierta vigilancia de tu parte: observarle, seguir tu intuición y captar las señales de tu hijo para saber cuándo necesita el orinal. El periodo del verano es ideal, ya que le puedes dejar con poca ropa o sólo su bañador. Así se da antes cuenta de las micciones. Si el aprendizaje coincide con el invierno, se le puedes hacer más fácil vistiéndole con ropa cómoda sin cremalleras o botones, como por ejemplo los chandals.

4. TODO UN RITUAL
Si tu hijo deposita algo en el orinal, tienes que elogiarle. Así comprenderá de qué se trata. Es posible que se sienta muy orgulloso y maravillado. Al fin y cabo es una grata experiencia para él, que implica una nueva autonomía (algo muy importante a esta edad). Comparte con él su orgullo y muéstrale también tu alegría. Le encanta agradarte y en gran parte aprende a utilizar el orinal por este motivo. Vacía el orinal junto con él y convierte esta tarea en un ritual: juntos vais al retrete y os despedís de su ‘producto’. El niño pequeño vive sus micciones como parte de sí mismo, por lo que es conveniente que le des importancia. Explícale que el retrete recoge todas las necesidades de la familia y que ahora el suyo también forma parte de ellas. Unas sencillas palabras hacen comprensible tu explicación: ‘ves, ahora se va, adiós pipi, adiós’. Este pequeño ‘teatro’ le ayuda a comprender que el orinar y defecar son procesos normales, que no tienen porqué inspirarle miedo.

5. LLAMARTE TARDE
Ahora tu hijo poco a poco irá utilizando el orinal con creciente éxito. Los primeros días o semanas serás tú la que le tiene que acordar de sentarse en el orinal. Todavía le puedes poner el pañal. Cuando notes que los vaya mojando cada vez menos, se los quitas. Por la noche todavía debes ponérselos, ya que primero aprenderá a controlarse durante el día. Es posible que te avise tarde y que tenga pequeños accidentes. Son normales, ya que todavía tiene que aprender a anticiparse. Pero puedes estar tranquila, ya que lo está aprendiendo. Algunos niños están tan absortos en su juego que se olvidan. Si tu hijo es así, hazle memoria y anímale a que acuda al orinal (es posible que no quiera, ya que no le gusta interrumpir su juego). No te impacientes con él ni le riñas por sus escapes, ya que una actitud severa puede causar serios problemas de incontinencia prolongada.

6. SEGUIR VUESTRO PROPIO RITMO
A veces se da una cierta competitividad entre los padres. Comentarios como ‘¿el tuyo todavía lleva pañales?, pues el mío….’ no son excepciones. Incluso los comentarios pueden contener alguna que otra crítica: ‘tendrías que empezar cuanto antes’. Es una lástima, ya que cada niño y cada madre son diferentes. Sigue tu propia intuición y el ritmo de tu hijo. Más vale empezar algo tarde que demasiado pronto; una enseñanza muy temprana – antes de los dos años – no surte buenos resultados e incluso puede retrasar el proceso. Es importante tener confianza en el niño, ya que así se crea un ambiente relajado en que el niño aprenderá a controlar los esfínteres gustosamente y con placer, como todo aprendizaje de cualquier nueva habilidad. El niño ha aprendido a gatear, ponerse de pie y hablar por sí solo y de la misma manera aprenderá a utilizar el orinal. Para el niño es un paso importante y agradable: aprende a conocer su cuerpo e imponerle su voluntad. Y esto es para el niño pequeño, que en tantas ocasiones depende de otras personas, una sensación agradable.

7. QUITARLE EL PAÑAL POR LA NOCHE
El niño primero aprende a dominar los esfínteres por el día. Transcurridos unos meses (variable de 2 meses hasta medio año) aprende a contener las micciones nocturnas. Notarás cómo su pañal por la mañana se queda seco y cómo el niño pide el orinal nada más despertarse. Ya ha llegado el momento de quitarle el pañal. Para mayor seguridad es aconsejable poner un plástico encima de su colchoneta, ya que los descuidos son todavía normales. Si tu hijo tarda en retener las micciones por las noches, es conveniente que le hagas levantar a medianoche (por ejemplo antes de acostarte) para que vacíe su vejiga.

8. DEL ORINAL AL VÁTER
La mayoría de los niños usan primero el orinal y pasan a continuación al váter. Lo aprenden imitando a sus papás o hermanos. También hay niños que desde el primer día prefieren sentarse en el váter en vez del orinal. Si éste es tu caso, conviene que compres un reductor para el asiento del retrete para que el agujero del mismo le resulte más pequeño. Hoy en día los hay plegables que se pueden llevar a cualquier sitio. También va bien poner un taburete bajo delante del retrete para que el niño suba con más facilidad. Además, si el tuyo es un niño, puede usar el retrete como su papá, estando de pie. Esto seguramente le agradará.

9. TIRAR DE LA CADENA
Mientras que a algunos niños les encanta tirar de la cadena (lo hacen en momentos oportunos e inoportunos), a otros les resulta aterrador. En este influye el ruido, pero aún más el miedo a ser tragado por la corriente del agua. Si algo suyo, como la orina o las heces, puede desaparecer en él, ¿quizá él también pueda desaparecer por el mismo agujero? Esta es la sensación que vive el niño. Si tu hijo tiene miedo a la cadena (o al váter en general), tómalo en serio. No le obligues de hacer algo que no quiere, ya que no hace sino aumentar su miedo. Una actitud tranquila de tu parte surte más efectos; al ver que tú tiras de la cadena o usas el váter sin miedo, se percatará que realmente nada malo ocurre. Al final terminará imitando tu conducta. Lee con él libros que traten sobre el uso del váter.

10. DEFECAR, UN ASUNTO MÁS COMPLICADO
Algunos niños aprenden a utilizar el orinal para sus micciones sin problemas; sin embargo no logran hacer sus necesidades en él. Siempre lo hacen en el pañal y si ya no lo llevan, lo piden en estos momentos. ¿Qué les ocurre? Les da miedo deshacerse de sus necesidades. Para el niño las heces son una parte de su cuerpo y perderla lo vive como una desintegración de sí mismo. Al hacerlo en el orinal o váter, nota como algo suyo se desprende de él. Haciéndolo en el pañal no es tan aterrador, ya que nota menos la ‘separación’. Lo más conveniente es no darle mucha importancia a este asunto, ni obligarle a prescindir del pañal, ya que esta actitud puede conducir a un estreñimiento. Explícale la función de las heces; por ejemplo ‘todo lo que comes, sirve para que crezcas, pero una parte no es buena y hay que eliminarla’. Puedes mirarla con él e indicarle los restos de la comida, como las pasas, trozos de zanahoria, etc. También puedes ponerle el ejemplo de ciertos animales, como los perros y conejos, cuyos excrementos conocerá. Esto puede ayudarle a comprender el proceso. Ten paciencia y muéstrate tranquila. Temprano o tarde superará este miedo. Para agilizar el proceso puedes ponerle el pañal cada vez más bajo para que se vaya acostumbrando a separarse de sus ‘productos’.

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Dibujos: Cèlia Vallès (1º)
Karen Bodenhausen (2º y 3º)

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