Cada uno quiere tenerla por sí solo, algo difícil en el caso de los múltiples; la tienen que compartir desde su primer día de vida. Por lo tanto su situación es distinta a la de los hermanos de diferentes edades. Y no sólo por este hecho, sino también porque ellos compiten con un hermano (o hermanos) de la misma edad. Es más difícil tener una estatura más baja comparada con tu hermano gemelo o perder de él que de un hermano mayor. Por ello en algunos aspectos los celos entre los múltiples son más vehementes que entre otros hermanos, aunque también es cierto que en algunos casos los celos son menores. Trataré cada una de estas situaciones en este artículo.
DESDE EL COMIENZO DE SU VIDA
Los gemelos (y múltiples) ya luchan en el útero materno por el mejor sitio: se empujan, se dan pataditas, aunque también se acurrucan el uno contra el otro, concilian el sueño al mismo tiempo y se chupan del dedo del hermanito. Ello ya refleja la situación que durará toda su vida: atracción y rechazo; amor y odio. En ninguna otra relación humana el amor y el odio están tan íntimamente vinculados como en la suya. En cuanto los bebés se dan cuenta de la presencia del otro (en torno a los 3 meses), aparecen las primeras señales de celos: p.ej cuando la madre coge a uno en brazos, el otro también rompe en llanto, señal inequívoca de que también quiere ser acunado. Es bueno hablarle al niño que tiene que esperar para que no se sienta olvidado. Y en torno al primer cumpleaños ya le puedes explicar la situación (‘cariño, enseguida te toca a ti’). No obstante, esto no evitará que tus gemelos se empujen, se muerdan, se estiren del pelo con tal de evitar que el otro se adueñe de un juguete o de un abrazo materno. Todos los padres de múltiples viven estos momentos.
EL CARÁCTER: UN FACTOR IMPORTANTE
El carácter del niño determina en gran parte la aparición y la vehemencia de los celos. El niño inseguro y muy sensible suele ser más celoso que el otro con más confianza en sí mismo. Es posible que uno de tus hijos sea más celoso que el otro.
PAUTAS PARA ESTA SITUACIÓN:
Presta atención especial al niño celoso. No le llames ‘celoso’ porque estas etiquetas suelen cumplirse (el niño finalmente se comportará cómo le digan que es). Elogia mucho sus cualidades y sus logros. Los elogios son muy importantes para él, pues elevan su autoestima.
Intenta evitar, en la medida de lo posible, las situaciones que generan celos. Por ejemplo si tu hijo se pone celoso cuando le das mimos al otro, invítale también al abrazo familiar.
Es recomendable –hasta cierto punto- prestar atención primero al niño con mayor facilidad para los celos. Esto aumenta la armonía familiar sobre todo si al otro no le importa. No obstante, en cuanto notes que ya no es así (el otro también reclama este mismo trato), conviene ser más equitativa. Al mismo tiempo sé realista: no puedes evitar los celos, son parte de su convivencia.
Emprende actividades con cada hijo por separado; puede parecerte una idea descabellada, pero aprovechando la presencia del papá, tu madre o una amiga, puedes escaparte con uno de tus múltiples para dar una vuelta a la manzana. Los niños, nacidos de un parto múltiple, disfrutan mucho de estos momentos y la atención paterna exclusiva es un buen antídoto contra los celos. Recuerda que muchas veces los celos se generan justo por la lucha por esta atención.
A partir de los 3 años puedes introducir el sistema de ‘un día para cada uno’. Se trata de lo siguiente: en el transcurso de cada día hay muchos momentos en los que luchan por ser el primero, como abrazar a papá cuando vuelve del trabajo, sentarse al lado de la ventana en el coche, poner la tele y elegir el programa, etc. Designa un día para cada uno, como el lunes para el hermano mayor, el martes para el mellizo 1, el miércoles para el mellizo 2, el jueves otra vez para el mayor, etc. Si anotas el sistema en una hoja en la cocina, cada niño aprenderá rápido cuál es su día (o son sus días). Esto evita muchas peleas y le da a cada uno la agradable sensación de ser protagonista durante algunos días.
CELOS EN CADA UNA DE LAS FASES
Ahora tus gemelos aún luchan por la atención materna, más adelante por quien tiene el ordenador o puede ducharse primero…..Ten presente que este tipo de problemas es parte de su convivencia. Las luchas por el regazo materno suelen disminuir a partir de los 3 años. Ahora a esta edad el niño ya conoce su ‘yo’ (la propia personalidad) y sabe que él recibirá los mimos y besos de su mamá o papá cuando los requiere. Nos los cuenta Elsa, madre de trillizos: ‘Ahora mis trillizos, 4 años, se alegran cuando yo beso a uno de ellos. Me miran y sonríen. Antes esto era impensable; cuando besaba a uno, los otros dos venían corriendo hacia mí para que les diera el mismo trato’.
No obstante, otro tipo de celos (‘él pinta mejor que yo’) sigue presente. Los gemelos se comparan entre ellos y no les resulta nada agradable que el hermano ya sabe montar en bici o nadar y él aún no. Susana, madre de mellizas de 4 años: ‘Las niñas miran con lupa lo que la otra aprende y hasta qué punto está más avanzada. Y si hay diferencias (lógicamente las hay) se enfadan muchísimo y cada una intenta ponerse a la altura de la otra’. Esta situación suele ser bastante frecuente entre los dizigóticos (popularmente llamados mellizos), pero se da menos en los monozigóticos (llamados idénticos). En parte porque los últimos tienen un desarrollo más parecido (si uno aprende a nadar, el otro no tarda en dominar también esta arte), pero por otra parte porque sienten el logro del otro como parte de algo suyo y no como una amenaza. Se alegran por los aprendizajes del otro. Así que hay gemelos idénticos que apenas sufren celos, pero también los hay que los tienen de modo vehemente. No les resulta fácil, ya que sentirse celoso del hermano al que tanto quieren, les acarrea en más de un caso sentimientos de culpabilidad.
Sugerencias para todas estas situaciones:
Hazles ver que cada uno tiene sus puntos fuertes. Elógiales las cualidades de cada uno sin dar importancia a sus diferentes niveles.
Cuando se comparan entre sí y se critican mutuamente, explícales que en vez de competir, deben ser un equipo en el que uno ayude al otro. Así aprenden mutuamente de las cualidades del otro. El hermano que chuta bien a la pelota, puede enseñarle al otro, mientras éste le enseña a dibujar.
Les ayudará cuando hables abiertamente con ellos sobre los celos. Puedes decirle por ejemplo a uno: ‘Veo que no te guste que….Te hace sentirte celoso. Todos tenemos a veces estos sentimientos, es lógico’. Esto puede dar pie a que él mismo se entienda mejor. También puedes leer libros con él sobre este tema (mira recuadro).
Apúntales a hobbies distintos (salvo que les guste la misma actividad, como suele ser el caso de los monozigóticos). Al moverse en círculos distintos se desenvuelven con más soltura y sus celos van disminuyendo. Nada les perjudica más que sentirse siempre comparados entre sí.
Si hay mucha diferencia entre ellos al nivel académico, es conveniente optar por clases distintas. Así cada uno puede rendir a su nivel sin preocuparse por el otro (hay casos conocidos en que el más inteligente rindió menos para no poner en evidencia las dificultades de su hermano). También en caso de que se dan muchos celos entre ellos y las comparaciones entre ellos abundan, conviene sopesar la posibilidad de ponerles en clases distintas.
A veces algunas situaciones provocan celos, como cuando uno recibe atenciones especiales (visitas al médico, entrenamientos deportivos, etc.). Nos lo cuenta Joana, madre de mellizos de 9 años: ‘Marti y Joan generalmente no muestran muchos celos, desde que pasaron la fase de bebés. Sí de aquel entonces me acuerdo tenerlos siempre en mi regazo; lo que daba a uno, lo reclamaba el otro. Pero una vez que empezaron la etapa escolar, a los 3 años, en clases distintas, los celos iban disminuyendo y en general son buenos amigos. No obstante, hace poco Martí empezó a comportarse muy mal conmigo; me insultaba, me hablaba mal y lloraba por todo hasta que un día le pregunté qué le pasaba. Entre lloros me dijo que yo quería más a su hermano que a él, porque siempre estaba ayudándole con los deberes. Es cierto, le ayudo mucho a Joan, porque lo necesita. Pero no me había dado cuenta que a Martí esto le molestaba. Pensaba que lo entendía. Pero fue esa situación la que le provocaba celos. Ahora leo cada noche especialmente con Martí, los dos juntos. Se siente de nuevo feliz, porque ahora también él cuenta con un tiempo individual para él’.
Es bueno tener presente que tras cualquier conducta difícil pueden esconderse celos hacia el hermano.
Los celos no sólo son un fenómeno negativo, también tienen su significado positivo: les ayudan a los niños a descubrir lo que es importante para ellos (uno sólo siente celos cuando algo le importa) y a tolerar y soportar momentos de frustración. Como los múltiples los viven mucho antes y de un modo más vehemente que otros hermanos, también aprenden a convivir con estos sentimientos, a compartir mejor sus juguetes y son en general más solidarios y más empáticos que los niños no gemelos, tal como demuestran numerosos estudios.
————-
Más información en:
\’El Gran Libro de los Gemelos\’, Coks Feenstrra, Ediciones Médici