¡ESTÁ CELOSO DEL HERMANITO!

Coks Feenstra · Psicóloga Infantil

23 de noviembre de 2011

¡ESTÁ CELOSO DEL HERMANITO!

Cuando nace el segundo, no es nada fácil para el ‘mayor’ encontrar su nuevo lugar en el seno familiar. Pero con vuestra ayuda y enfocando el cambio de manera positiva, se le haréis más llevadero.

Por mucho que se prepare al primogénito a la llegada del bebé, ésta siempre le pilla desprevenida. La realidad es distinta con lo que había soñado en su imaginación: el bebé aún es muy pequeño, duerme la mayor parte del día, no le sirve de compañero en sus juegos ni le puede tocar tanto como quisiera. Y para colmo, la mamá está muy pendiente del bebé y parece olvidarse de él. Más o menos así vive el mayor la nueva situación. Por otro lado le encanta este ser diminutivo; lo mira con interés, es consciente de que es algo especial y le llena de orgullo ser su hermano. Sus sentimientos son contradictorios y necesita tiempo para aceptar el cambio.

Vivir esta situación en sí no es negativo: el niño aprenderá a afrontar celos, rivalidad, competición, etc. Y esto le ayuda a madurar. Las siguientes pautas te serán útiles:

• Involúcrale en los cuidados del bebé. Le puedes enseñar cómo se sostiene a un bebé pequeño: hazle sentarse en un sillón con su espalda bien apoyada contra el respaldo y dale el bebé en brazos. Fíjate en la expresión de su cara y mantén la máquina de fotografías a mano. ¡Será una imagen enternecedora! Explícale que de ahora y en adelante vas a estar atareada con el bebé, pero que esto no quiere decir que no le quieras. Al contrario, que te gustaría que fuera tu ‘ayudante’: a la hora del baño, en las comidas, cuando llora etc. Encárgale pequeñas tareas, como coger las toallitas, el chupete o el babero. Al dejarle participar en lo que ahora es tu mayor preocupación (el bebé), el mayor se sentirá menos excluido, lo que ayuda a combatir los celos.

• No exijas de él que quiera a su hermano a las primeras de cambio. Lo querrá, sin duda, pero necesitará un tiempo. Si notas ciertos sentimientos negativos en él, mira la situación desde su perspectiva y ponte a su lado. Por ejemplo cuando dice en tono reprobador: ‘¿Otra vez quiere mamar?’, dile algo como: ‘Sí, es un tragón ¿verdad?’. Le hará bien saber que tú entiendes sus sentimientos sin recriminarlo por ello. Con esta actitud se le haces más fácil querer al bebé.

• Procura que el mayor tenga ciertos privilegios, como acostarse más tarde, cenar a solas con los papás o ir al cine con vosotros alguna vez. Estos momentos compensan la pérdida de atención y el sentirse destronado. Se le puedes explicar: ‘El bebé tiene que dormir mucho y por ello lo acostamos antes’ o ‘No podemos llevárnoslo, imagínate que me pide comer durante la película’. Así el primogénito se da cuenta de que ser el mayor tiene sus ventajas.

• Evita las frases en la que el término ‘mayor’ tenga un valor negativo. Por ejemplo: ‘No llores, tú ya eres mayor’. O ‘Primero tengo que dar de comer al bebé, ya que él es pequeño aún y tú ya eres mayor’. Sustitúyelas por otras como: ‘Qué bien estás jugando, qué suerte tengo que tú ya eres mayor’. O: ¡Qué bien me ayudas! ¿Qué haría sin mi hijo mayor?’. Usando el término mayor en un contexto positivo, comprenderá que ser mayor es encantador.

• En comparación con el bebé, tu primogénito ahora se te parecerá realmente grande. De ahí es lógico que le exijas más de lo que realmente es capaz de afrontar (también debido al trabajo agotador y continuo). Pero ten en cuenta que él en realidad aún es pequeño y más si aún no haya cumplido los cuatro años. Exigirle ahora más que antes puede ser una equivocación, ya que le refuerza en la idea de que quieres más al bebé. También es cierto que hay niños que aceptan el cambio de buen grado e incluso maduran rápidamente. Asumen con entusiasmo el reto de ser el mayor. Pero si no es así y tu hijo muestra señales de querer ser un bebé como antes, ten paciencia y satisface sus deseos en la medida de lo posible. Un retroceso en su desarrollo ahora es normal. Es probable que después de la llegada del hermanito ya no quiera dormir solo, pida de nuevo el chupete, se ‘olvide’ de hacer pipi en el orinal, quiera que le des de comer, etc. Es una conducta temporal. Los retrocesos siempre son pasajeros. En cuanto acepte al bebé, volverá a ser el niño de antes. Mientras esto dura, la mejor actitud es tomar sus exigencias con una sonrisa y paciencia. Y procura pedir ayuda a familiares, si la situación se te desborda.

• En la medida de lo posible, mantén con tu mayor los rituales tal como antes del nacimiento del bebé, como leerle un cuento antes de dormir, dormir la siesta juntos, etc. Estos puntos fijos en el día son importantes para él y hará que su vida, a pesar del gran cambio, en algunos aspectos sigue siendo la misma. ¡Todo un consuelo! También es un momento idóneo para introducir nuevos rituales con el papá, como ir juntos al mercado, ‘preparar’ la cena, etc.

• Enséñale fotos de cuando el mayor era bebé. Así se da cuenta que a él le prodigaste los mismos mimos y atención.

• No hay más desolador para el mayor que oír frecuentemente ‘no cariño, ahora no tengo tiempo’. Establece un punto fijo en el día en que le prestes atención exclusiva; por ejemplo por la noche cuando el bebé esté dormido. Llámalo ‘nuestro rato’. Si durante el día no puedes atenderle, haz referencia a este momento, diciéndole: ‘Cariño, ahora no puedo, pero podemos hacerlo en nuestro rato, ¿vale? Es un gran truco contra los celos.

• Leer con él cuentos sobre la llegada de un bebé, le servirá para entender a sí mismo. Hoy en día hay una gran oferta de títulos, algunos muy acertados, como: ‘Un bebé ¡Qué mala idea!’ de La Galera o ¡Quién ha robado mi trono? de Bruño.

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