LA NAVIDAD CON LOS HIJOS

Coks Feenstra · Psicóloga Infantil

15 de diciembre de 2011

LA NAVIDAD CON LOS HIJOS

Celebrar la Navidad con los niños es sin duda algo especial. A través de tu hijo o hija podrás vivir de nuevo esta ilusión por una fiesta por excelencia familiar y entrañable.

La Navidad es una excelente ocasión para contarle sobre el Niño Jesús y su significado para el mundo; su historia forma parte de nuestra civilización y encierra el mensaje de un hombre positivo que transmite valores como la paz, la comprensión, la tolerancia y el amor. Conviene contárselo de un modo sencillo, como por ejemplo: sus padres José y María eran muy pobres y se refugiaban en un establo para tener a su bebé; así fue que el Niño Jesús nació allí. Acudieron muchos pastorcillos para traerles comida. Una estrella muy bonita y muy iluminosa indicó el camino hacia el establo a los Tres Reyes Magos del Oriente. Estos también fueron a ver al Niño Jesús y le traían regalos. Siendo muy sabios, sabían que este niño sería muy bueno y que daría con su vida un ejemplo de amor, tolerancia, solidaridad y comprensión. Son los mismos los que te traen a ti la noche del 5 de enero regalos a casa’.

Seas creyente o no, la historia de Jesús es de un valor cultural importante para tu hijo. La explicación no tiene por qué ser larga; él mismo te indicará lo que más quiere saber. Puedes echar mano de varios libros infantiles que explican la Navidad, como ‘Una estrella muy especial’, ‘El nacimiento de Jesús’, ‘Un regalo para Jesús’, todos de S.M., ‘Feliz Navidad Maisy’ de Serres o ‘Ada y Max viven la Navidad’ de Combel. Visita también con él durante sus vacaciones belenes con él en tu ciudad o pueblo, como él del Ayuntamiento o de la iglesia. Montar uno con él en casa también le encantará y le hará vivir con más ilusión la fiesta navideña. No hace falta mucho material: un pequeño establo con sus personajes y animalitos es suficiente. Montarlo él solito tiene algo mágico para él y al poner la historia en escena, lo vivirá aún más.

EL SIGNIFICADO DE LA NAVIDAD

La Navidad tiene un significado especial para el niño (y los adultos). Más allá de los regalos y las comidas, un valor añadido en las últimas décadas, representa una celebración en familia.

No puede ser de otra manera: el nacimiento del Niño Jesús está íntimamente relacionado con la familia, con la que celebramos el hecho de estar juntos. El niño percibe este ambiente especial. Si se celebra esta ocasión con ese espíritu, la sensación grata que produce, puede durar el resto de su vida. Seguramente vosotros mismos guardáis un buen recuerdo a las Navidades gracias a las celebraciones en vuestra infancia. Y es ahora cuando le pasáis estos recuerdos y costumbres familiares a vuestro hijo. Esto le hará sentirse especial y parte de una (gran) familia. Si vuestros recuerdos no son agradables, tenéis ahora la ocasión de vivirlo de manera diferente, lo cual os beneficiará.

La importancia de esta vivencia la demuestra el siguiente suceso: la psicoanalista Stefi Pederson de Suecia sirvió de guía a un grupo de refugiados cuando los nazis ocuparon Noruega en la Segunda Guerra Mundial. En el grupo había también algunos niños. El grupo sólo había podido llevarse lo imprescindible; por ello, la psicoanalista se sorprendió de que los niños llevasen en sus mochilas varios adornos navideños, como estrellas y campanas. Comprendió que se los habían llevado, porque eran recuerdos de días felices, y albergaban la esperanza de encontrar la felicidad en el futuro. Este es el sentido más profundo y tranquilizador que la Navidad tiene para el niño: una vivencia en la intimidad del entorno familiar, que lo protege en situaciones adversas, como le pasó a aquel grupo de niños noruegos.

UNA ESPERA IMPACIENTE

Los preparativos para Navidad empiezan cada año más pronto: los anuncios en la televisión, las decoraciones en las calles, los regalos, etc. Es lógico que tu hijo se impaciente, porque además, si es pequeño, todavía no tiene un sentido del tiempo. Puedes ayudarle con un calendario, especialmente para esta ocasión, el calendario de Advent: empieza el día 1 de diciembre y termina el día 25. Tiene ventanitas para los 25 días que el niño debe abrir según la secuencia de los días. Acostúmbrale a abrir una cada mañana al despertarse. Se dará cuenta del paso de los días y aunque no desaparecerá toda su impaciencia, se convertirá en un buen ritual que querrá repetir el próximo año. Y de esto se trata: los ritos con los que celebramos la Navidad, le transmiten una sensación de seguridad y alegría. Intentemos evitar los agobios por las compras, regalos y obligaciones sociales, porque lo realmente importante en estos días es estar en familia, recordar con tu hijo el nacimiento del Niño Jesús y disfrutar de estas fechas tan entrañables.

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