¿PUEDO DAR EL PECHO A MIS GEMELOS?

Coks Feenstra · Psicóloga Infantil

17 de octubre de 2011

¿PUEDO DAR EL PECHO A MIS GEMELOS?

Muchas madres se preguntan si será posible amamantar a sus gemelos o trillizos. Sí, ¡los bebés nacidos de un parto múltiple pueden disfrutar de la lactancia materna tanto como el hijo solo!

La cantidad de leche depende de la demanda; a mayor demanda los pechos generan una mayor cantidad de leche, aumentando por ello de tamaño. Muchas madres de mi grupo objeto de estudio consiguieron dar el pecho a sus bebés sin recurrir a otro tipo de leche, incluso las de trillizos y una de cuatrillizos. Otras tenían que complementar su leche materna con la artificial. Pero de esta manera los bebés se beneficiaron de las ventajas de la leche materna igualmente.

MUCHAS VENTAJAS Y POCOS INCONVENIENTES

La lactancia materna tiene muchas ventajas y sin embargo, sólo algunos inconvenientes. En cuanto a las ventajas:

• Es el alimento más nutritivo para el pequeño y contiene la proporción idónea de proteínas, grasas, azúcares, minerales y vitaminas. Como los bebés de un parto múltiple suelen tener un peso menor que el bebé solo, esta alimentación les beneficia de un modo especial.

• Contiene anticuerpos que los protege contra enfermedades, infecciones y alergias. Las defensas que aporta la lactancia natural son especialmente importantes para los múltillizos debido a la característica de menor peso o prematuridad.

• Proporciona un contacto físico e íntimo entre la madre y los bebés que favorece su relación. Desde su nacimiento, los gemelos y trillizos deben compartir la atención materna. Dándoles el pecho, cada bebé goza de tu atención exclusiva en las tomas individuales.

• La leche materna favorece la prevención de enfermedades del adulto como la obesidad, la hipertensión arterial y la arteriosclerosis.

• Favorece el desarrollo intelectual y psicológico del bebé por la importante presencia de ácidos grasos poliinsaturados específicos contenidos en la leche materna, algo que no tienen las leches artificiales.

• El amamantamiento es una prolongación del contacto físico que existía entre la madre y los bebés durante el embarazo. El nacimiento rompe esa intimidad en un momento algo temprano para los gemelos. El amamantamiento compensa esa separación, físicamente temprana, con el “nuevo cordón umbilical” que es el pecho materno.

• La lactancia materna es la alimentación que mejor se digiere, incluso para los bebés prematuros; el estreñimiento y los cólicos del lactante se dan menos en bebés alimentados con leche materna. Además, evita las infecciones gastrointestinales.

• Siempre está disponible y a la temperatura adecuada. No necesita preparación y es barata: comprar leches preparadas para más de un bebé supone un gran gasto.

• El amamantamiento estimula los músculos masticadores y el desarrollo de los dientes, ya que el bebé tiene que hacer más fuerza que con el biberón para que fluya la leche.

Factores que pueden ser motivo para prescindir de la lactancia natural:

• Es algo más difícil empezar el amamantamiento en el momento adecuado (nada más dar a luz), ya que hay un mayor riesgo de cesárea, nacimiento prematuro y anestesia. Atención: estos factores no imposibilitan la lactancia, solo lo dificultan.

• Requiere siempre la presencia de la madre, por lo que ella puede llegar a sentirse desbordada. Truco: organizar ayuda para todas las demás tareas, de modo que tú te ocupes de los bebés.

• Con la lactancia materna es más difícil saber qué cantidad de leche toma el bebé. Atención: existe una regla sencilla para combatir la inseguridad: si el bebé a diario moja entre 6 y 8 pañales, si duerme bien y está contento, toma suficiente.

Si dudas, te aconsejo probar por lo menos la lactancia materna, ya que es la mejor alimentación y más en caso de gemelos o trillizos, que suelen nacer con un peso más bajo. Quizás no sea tan difícil como pensabas. Siempre estarás a tiempo para cambiar. ¡Lo contrario no es posible! Si tus dudas son debidas a que a los pocos meses tendrás que volver al trabajo, ten en cuenta que se puede dar el pecho y trabajar. No se trata de una combinación incompatible, como leerás en los testimonios. De todos modos, si en tu caso no fuera posible, aprovecha esos primeros meses de tu baja maternal para darles la lactancia materna; pues da a los bebés los anticuerpos que les protegen contra enfermedades. Y esto para ellos, con su menor peso al nacer, es todo ¡un beneficio!

Rosa María, madre de gemelos nos cuenta su experiencia: “Sabía que quería darles el pecho, aunque bastantes personas intentaron disuadirme del plan. Me informé en ‘La Leche League’, lo cual fue un gran apoyo. En el hospital los bebés no mamaban bien debido a la poca privacidad, pero una vez instalados entre mis brazos en casa, empezaron a succionar como verdaderos campeones. Mamaban al principio cada dos horas durante 20 minutos cada uno y dormían un lapso de cuatro a cinco horas al día. La época más dura fue el periodo de crecimiento a las seis semanas cuando cada uno pedía una toma cada hora. Fue agotador, pero tomé la actitud que había tomada en las últimas semanas del embarazo: ‘El próximo año por estas fechas ya estarán andando por aquí y no recordaré este día’. Mis pechos me dolían, pero utilizaba mi crema y ponía al bebé menos hambriento al pecho más adolorido. Se me curó pronto. A los tres meses ya cogían un ritmo de una toma cada tres horas y a los seis meses cada cuatro horas. Ahora a sus 12 meses solamente maman antes de dormir. A veces les doy juntos la toma y otras veces por separado. La experiencia está siendo muy positiva para mí y estoy convencida que dar el pecho es cuestión de tener confianza en una misma, paciencia y buena información”.

CÓMO ESTIMULAR LA LACTANCIA MATERNA

El momento más idóneo para empezar la lactancia es nada más nacer el niño. En este momento, el reflejo de succión del bebé es muy fuerte, lo que facilita el amamantamiento. Además, cuando el pequeño mama, el cuerpo de la mujer segrega la hormona oxitocina. Esta hormona tiene dos funciones diferentes: por una parte, hace que la matriz se contraiga (notarás unas contracciones en el útero cuando el bebé mama); para ti esto es de vital importancia, porque contrayéndose el útero se evitan hemorragias uterinas, un riesgo algo más elevado en los partos múltiples. Por otra parte, esa hormona aumenta la producción de calostro (un líquido que antecede a la leche definitiva y de gran contenido en anticuerpos defensivos) y estimula los conductos mamarios, por donde esta primera alimentación tiene que pasar. En el momento en el que acercas tu bebé al pecho, la hormona prolactina, que es la causante de la producción de leche, empieza a ser activa como respuesta a la succión del pequeño. La “colaboración” entre estas dos hormonas hace que suba la leche al cabo de unos pocos días.

Así pues, es importantísimo que madre y bebé(s) estén juntos nada más nacer; aparte de ser lo más natural y algo tan anhelado por ti durante los largos meses del embarazo, ayuda a evitar hemorragias y facilita la lactancia. Si uno de los bebés necesita pasar a la incubadora, el otro puede ser colocado sobre tu pecho, aprovechando estos primeros momentos tan importantes. No siempre es posible que los pequeños estén con su mamá; a veces necesitan la incubadora o tú te hallas bajo los efectos de la anestesia tras una cesárea. De cualquier modo, debes empezar la lactancia en el momento en que estés con tus bebés, aunque sea al día siguiente de su nacimiento. Si los bebés son prematuros, y aún no tienen el reflejo de succionar, debes empezar a estimular la leche con la ayuda del sacaleches tan pronto como sea posible después del parto (lee la información más abajo).

En los primeros días sólo se produce calostro, una sustancia muy nutritiva, que consiste en agua, hidratos, albúminas, minerales y anticuerpos de la madre. El calostro, cremoso y de color amarillento, es laxante y ayuda a que el bebé expulse las primeras deposiciones, llamadas meconio. Este líquido es importante y muy sano para los pequeñines; por ello se llama “la primera vacuna del bebé”. No se produce en grandes cantidades, pero el bebé aguanta con él hasta que aumenta la cantidad de leche. Entre el tercer y quinto día se produce la subida de leche: los pechos te dolerán y quizás te causen una desagradable sensación de opresión. Se alivia este dolor poniendo al pecho a los bebés frecuentemente y a demanda. Al cabo de unos días esa sensación desaparecerá y alrededor del séptimo día los pechos no te parecerán tan llenos. Esto no quiere decir que no haya suficiente leche, sino que los pechos se han acostumbrado a su tarea.

SUGERENCIAS:

• Observa bien las señales del bebé que indican que está dispuesto a mamar: hace pequeños movimientos de succión con su boca, se chupa su puñito o dedos, se relame los labios y poco después empieza a babear. Son las señales que proceden al llanto del hambre.

• Elige una postura cómoda; una muy apropiada es sentarte en un sillón o una mecedora con reposabrazos o poniendo cojines debajo de cada uno de los antebrazos. Si estás muy cansada, dales el pecho acostada en la cama, poniéndote de lado y apoyándote en cojines; y el bebé también sobre un cojín. Un rodillo debajo de tus rodillas también te servirá.

• Alivia el dolor de los pechos, debido a la subida de leche, poniéndote paños calientes antes de la toma. Un masaje suave de los pechos entre tomas también es aconsejable, además de poner a los bebés con mayor frecuencia al pecho. Y tómate duchas: alternando el agua caliente con la fría sobre los pechos te aliviará el dolor. Tanto el frío como el calor disminuyen las molestias.

• El tiempo que mama un bebé varía de uno a otro, pero en general se necesita entre 15 y 45 minutos. Hay bebés rápidos y otros más lentos. Durante los días de la subida de la leche, los senos están muy llenos y el bebé tiene dificultad para coger bien el pezón: para disminuir la presión del pecho extráete manualmente un poco de leche antes de que el pequeño comience a mamar.

• Al principio debes dar el pecho a cada uno de tus bebés por separado. Así, aprenderás cuál es su manera de mamar (observarás que tienen una forma propia de succionar). Además, los bebés suelen quedarse dormidos durante las primeras tomas, y necesitarás toda tu atención para la toma. Si se queda dormido, acaríciale suavemente la mejilla: estimulará la succión. Los primeros días son para ‘entrenar’, tanto tú como los bebés tenéis que aprender el arte de mamar. Si el otro bebé está despierto, siéntate a su lado y háblale, mientras el pequeño “espera” su turno. Atiende primero al niño más protestón y que más hambre demuestre. También puedes probar darles el pecho a la vez en alguna toma. Sin duda, estimulará la producción de leche por el incremento de la segregación de prolactina.

• Para evitar pechos doloridos y grietas es muy importante que el pequeño coja bien el pezón. Acaríciale los labios con él; ya verás cómo vuelve la boca hacia el pezón. El bebé está bien colocado en el pecho cuando se agarra con la boca bien abierta, de modo que su encía superior está bien por debajo de la base del pezón en la areola. Procura que su boca abarque casi toda la aréola, evitando que su nariz quede tapada por el seno. Su barbilla tiene que rozarlo. El bebé succiona al vacío. Si quieres retirarle, hay que suprimir ese vacío metiéndole suavemente el dedo meñique en la comisura de su boca. Hazlo con suavidad para que no se suelte de golpe, evitando así las irritaciones en los senos.

• Lo más cómodo es que cada bebé tome un solo pecho. Si hay que darle algo más, se le vuelve a dar del mismo, así se garantiza que tome el final de la leche, rica en grasa y beneficiosa para su crecimiento. Puede alternar los bebés en los dos senos o “reservar” un pecho para cada uno. Si alternas los pechos, pon el bebé al pecho que tomó el otro en la última toma. O bien durante un día les das de mamar del mismo pecho y los cambias al día siguiente. Así, los pechos son estimulados de diferentes maneras, puesto que cada bebé tiene un propio estilo de succionar. Sin embargo, es algo más cómodo reservar un pecho para cada uno de los bebés, puesto que así hay menos confusión (al tener un pecho vacío y otro lleno sabes cuál de los dos ha mamado y cuál no). También tiene sus ventajas: si uno de los bebés tiene hongos en la boca, el otro no se contagia. Si los bebés tienen necesidades diferentes, es muy probable que los pechos adquieran tamaños diferentes (siendo uno más grande que el otro). Esto se evita alternando los senos.

• Procura que los pechos queden vacíos después de cada toma presionando el pecho manualmente, los últimos momentos de la toma, en dirección del pezón; así evitas que quede leche congestionada en los conductos mamarios.

POSTURAS PARA DARLES EL PECHO A LA VEZ

Cuando los bebés maman bien y ya tienes cierta práctica, es posible darles el pecho a la vez. Dando el pecho simultáneamente suele ser más fácil en los idénticos, porque sus horarios generalmente coinciden. Cuando uno se despierta por el hambre, el otro no tarda en dejarse oír. Esta situación es menos frecuente en los mellizos. Aun así, algunas madres optan por despertar al otro bebé para alimentarles a la vez.

POSTURAS MÁS FRECUENTES:

• Para los más pequeños: siéntate cómodamente en la cama, el sofá o la mecedora. Coloca dos cojines a ambos lados de tus brazos y otros dos sobre tus muslos. Tumba a los bebés en los cojines y sujétales la cabecita con tus manos. Sus pies van por debajo de tus brazos en dirección a tu espalda. Se llama ‘la posición de rugby’, muy aconsejable tras una cesárea.

. Para los más mayorcitos que ya maman sin dificultad: acomódate en la cama, el sofá o la mecedora y coloca dos cojines debajo de tus antebrazos y otros dos en el regazo. Cada uno de los bebés descansa en el pliegue de tus codos, con las nalgas en tus manos y las piernecitas extendidas a lo largo de tus muslos. Esta posición también es útil cuando ambos quieren ser mecidos. Se llama \’la posición de acunamiento\’.

• Una tercera posición es una combinación de las anteriores: coloca dos cojines sobre tu regazo y pon a uno de los bebés a tu pecho en posición normal, como en el ejemplo anterior. Al otro, ponlo como en el primer ejemplo, apoyando su cabecita en tu mano, el cuerpecito tumbado debajo de tu antebrazo y sus piernecitas extendidas en dirección a tu espalda. Con el antebrazo sujétale la espalda. El segundo bebé apoya su cabeza cerca del vientre del primer bebé.

ESTIMULAR LA SUBIDA DE LECHE CON EL SACALECHES

En caso de que no sea posible poner a uno de los bebés al pecho poco después del nacimiento, debes recurrir al uso de un sacaleches. Como los bebés suelen ser prematuros y tener un bajo peso, es probable que no sepan succionar o que no lo hagan con suficiente eficacia para estimular una producción abundante de leche. La realidad es que muchas madres de trillizos y algunas de gemelos utilizan por un periodo el sacaleches, un método artificial, pero eficaz, para conseguir la subida de leche. Conviene empezar con la extracción del calostro tan pronto que te sea posible después del parto. El personal de enfermería del hospital debe facilitarte un sacaleches y enseñarte a extraerse y almacenar la leche. La realidad es que algunos hospitales están mejor equipados que otros, dependiendo de su actitud hacia la lactancia materna para multillizos. Pero cada vez más maternidades cuentan con sacaleches eléctricos que en tu caso son más recomendables que los manuales. La leche así obtenida se puede dar a los bebés, incluso a los prematuros, a través de la sonda o con un biberón. Es la más indicada para ellos, ya que es muy bien tolerada por los riñones y el hígado y les ayuda a crear defensas, tan necesarias para los bebés de poco peso.

CONSEJOS:

• Hasta que se produzca la subida de la leche (entre el 3º y 5ª días), utiliza el sacaleches unos cinco minutos en cada pecho y después insista una segunda vez en cada pecho durante unos minutos más. Una vez que se ha producido la subida de leche, utiliza el sacaleches en cada pecho hasta que el flujo de la leche se debilite. E insista en cada pecho una segunda vez durante unos minutos más. Todo el proceso no debe durar más de 20-30 minutos. Si puedes conseguir un equipo de extracción doble, el proceso se reducirá a 10-15 minutos (también facilitará el acto de darles el pecho a la vez). No sólo acorta el tiempo, sino también aumenta la producción de leche.

• Las recomendaciones para estimular la subida de leche son las mismas que las antes mencionadas; se debe empezar lo antes posible. El dolor al emplear el sacaleches es más intenso que cuando mamá el bebé, ya que los senos sufren algo con esa práctica. Por lo tanto, es muy importante tener paciencia y no desanimarte (lee el testimonio a continuación).

• Debes ponerte el sacaleches tantas veces como el bebé tomaría el pecho; y hay que ir aumentando paulatinamente el tiempo de la extracción. Se trata de unas 8 a 10 veces diarias. Está bien tomar un descanso por la noche, pero no conviene alargarlo más de 5 horas para así evitar la disminución de leche.

• Tu leche es muy importante para tus hijos. Así que insiste en que se la den a los pequeños. Cada hospital tiene sus normas. Es probable que mezclen la leche materna con leche artificial.

• Es importante poner el bebé al pecho y amamantarlo en cuanto sea posible, aunque aún permanezca en la incubadora. La succión del bebé estimula mucho más que un extractor la producción de leche, además de ser muy satisfactorio tanto para ti como para el bebé. No obstante, en mi grupo objeto de estudio hay algunas madres que continuaron dándoles su leche mediante el sacaleches durante meses, porque sus bebés nunca aprendieron a succionar bien. La tomaban en biberón.

• La leche recién extraída puede guardarse en la nevera durante 24-48 horas y hasta tres a seis meses en el congelador, dependiendo del tipo. Ten especial cuidado al almacenar su leche. Los envases esterilizados que el mismo personal del hospital te puede facilitar son muy útiles. Ten presente que la leche calentada o descongelada nunca se puede volver a utilizar para un uso posterior. Lo que quede después de haber sido descongelado o calentado, debes tirar.

Testimonio de Elsa, madre de trillizos: ‘Durante mi embarazo ya estaba decidida a darles la leche materna, a pesar de todos los comentarios negativos de mi alrededor. El día que nacieron mis hijos la enfermera me dio una pastillita junto con el analgésico a la hora de la cena. Menos mal que pregunté qué era. ‘Eso para cortarte la leche, hija’ me contestó. ‘Pero, sí que voy a darles mi leche’ le respondí. ‘Ay, perdona, es que al ser tres y estar en la incubadora, creí que…….’. Tres bebés y en la incubadora: como si ¡ésas no fueran precisamente las principales razones para intentarlo! Por suerte, mi marido que había estado mientras en la sección de Neonatología, dándoles mimos a nuestros pequeños criaturas, me traía noticias más alentadoras: ‘Que dice la jefa de Neonatología que en cuanto puedas moverte, subas a la sala de Lactancia para sacarte leche, que los peques necesitan leche materna cuanto antes’. ¡Eso sí que me alegró! Así que en cuanto me quitaron el suero, subí a verlos. Los veía tan pequeños y tan desvalidos en sus incubadoras, aunque también tan vivos y milagrosos, que en mí la decisión de darles mi leche sólo se hizo más fuerte. Y así ocurrió mi primer encuentro con Medela (una popular marca de sacaleches). Para ser honesta: sacarte la leche duele muchísimo. Pero poco a poco aparecieron en el biberón unas gotitas de calostro (no llegaba ni a 10cc), pero me sentía orgullosísima. Y al día siguiente un poco más y así sucesivamente. Apuntaba mi ‘producción’ cada tres horas: 30cc, 50cc…….Al ver la sonda que les llevaba el alimento hasta el estómago (aún no sabían succionar) y ver pasar este líquido blanco que hacía un momento aún estaba en mí, me hacía sentir especial, una mezcla de pena y orgullo a la vez, con ganas de sentirlos a mi pecho, pero contenta por alimentarles yo misma. A partir de la segunda semana sólo tomaban mi leche. Esta situación se prolongó durante cuatro largas semanas, pero ellos cogieron peso muy rápido. Antes de dejar el hospital (al mes de nacer) ya tomaban el pecho. ¡Que diferencia! Sus boquitas calientes, humeditas, pequeñas son tan delicadas y tienen tan poco que ver con los tirones del sacaleches. Pero al llegar a casa, la realidad se impuso: notaba que no me era posible alimentarles a los tres con mi leche en el mismo momento. La leche materna no tiene la misma composición al principio de la tetada que al final. La primera es muy acuosa y sirve para quitar la sed al bebé. La siguiente es más proteínica y la del final es la más grasa. Por tanto, en caso de trillizos, siempre hay uno que se toma la del final en los dos pechos, por lo que el reparto no resulta uniforme. Podría haber optado por recurrir a un suplemento de leche artificial, pero preferí darles solamente leche materna. Decidí volver a ‘Medela’, pero en este caso a un pequeño sacaleches eléctrico mucho más manejable que el del hospital. Después de cada toma, Medela entraba en escena: durante veinte o treinta minutos me extraía la leche para la siguiente toma de los tres. Por lo tanto mis bebés tomaban mi leche en biberón. Para no renunciar del todo a la parte más agradable de la lactancia, reservamos para las tomas de la tarde y de la noche lo de ponerles al pecho. Eso sí; sólo un bebé cada vez, para que lo disfrutemos todos. Pero se nos presentó un problema: como sólo mamaban una vez al día, se acostumbraron a la facilidad del biberón y lloraban en cuanto les acercamos al pecho. Así que a partir del tercer mes más o menos, Medela era la única que mamaba. Pero los tres bebés tomaban leche materna exclusivamente y la producción media de leche por día era de unos 1.800 a 1.900 cc. ¿Quién decía que una mujer no puede producir leche para tres? A los 7 meses seguía dándoles dos tomas con leche materna, una por la mañana y otra por la noche. Ahora podía sacarme la leche cada cuatro horas. ¡Todo un alivio! A los nueve meses volví al trabajo. Decidí no privarles de la leche materna aún, porque la entrada en la guardería supone ciertos riesgos en cuanto a virus, catarros, etc. Pero sí opté por la leche artificial para la cena; de este modo sólo tenía que sacarme la leche dos veces al día, algo que podía hacer en casa (esto me evitaba llevarme el sacaleches a la oficina). Me sacaba la leche a las 22.00 horas y otra vez por la mañana temprano antes de levantarme. Mi marido fue mi gran apoyo: por la mañana me traía el sacaleches cuando sonaba el despertador y por la noche llevaba la leche a la nevera; era su forma de compartir la responsabilidad. Con paciencia, conseguía los 750 cc necesarios para tres desayunos en esas dos veces. Se trata de sacarte cada día un poco más e insistir cuando parece que no queda nada. Y así he seguido hasta que los niños tenían 14 meses. Mis hijos hoy en día (4 años) son unos niños sanos que apenas saben lo que es tener un catarro. No dudo que la lactancia materna tiene mucho que ver con ello’.

Fuente: ‘El Gran Libro de los Gemelos’, capítulo 12, Ediciones Médici, Coks Feenstra

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