EL SÍNDROME DE TRANSFUSIÓN FETO-FETAL

Coks Feenstra · Psicóloga Infantil

16 de junio de 2010

EL SÍNDROME DE TRANSFUSIÓN FETO-FETAL

El síndrome de transfusión sanguínea feto-fetal es un riesgo en los embarazos gemelares monozigóticos cuando los bebés comparten la placenta (dibujos C y D del Capítulo 1), que conviene conocer. Un 10 a 15% de los embarazos monocoriales corre este riesgo. Esto significa que se puede dar tanto un embarazo gemelar como en uno de trillizos (o cuatrillizos).

¿EN QUÉ CONSISTE EL PROBLEMA?

Para que los bebés puedan desarrollarse y alimentarse bien, necesitan disponer de un torrente sanguíneo independiente, que les abastece de oxígeno y alimento. Como en la situación C y D, los cordones umbilicales de los bebés llegan a la misma placenta, pueden darse conexiones entre los vasos sanguíneos (arterías y venas) de un feto con los del otro. En este caso, un feto bombea sangre a la placenta del otro. El otro, llamado el feto receptor (a), recibe demasiada sangre y el feto donante (b) no recibe suficiente. Este último no crece lo suficiente, apenas orina y tiene muy poco líquido amniótico. Puede morir por falta de sangre (significa la falta de oxígeno), también llamada hipoxia. El feto receptor recibe demasiada sangre y crece mucho. Intenta regular la situación orinando mucho, por lo que dispone de mucho líquido amniótico. Puede morir a causa de un problema cardiaco (cardiopatía) por la sobrecarga de sangre. La cantidad excesiva del líquido amniótico del receptor puede causar dolores, contracciones y la rotura de membranas lo que conlleva a un parto prematuro. A veces el bebé donante es más pequeño que el bebé receptor, pero TFF también puede darse sin diferencia en crecimiento. Es una situación extremamente peligrosa para los dos bebés.

Puede darse diferentes conexiones, como por ejemplo una conexión entre la arteria del feto donante y la vena del feto receptor, y también conexiones entre arterias. Lo más peligroso es una conexión entre una arteria de un bebé y una vena del otro. Conexiones entre arterias en sí son menos peligrosas, sobre todo cuando van en ambas direcciones (tanto del donante hacia el receptor como viceversa), pues en este caso se compensan. En general suele haber alguna que otra conexión entre los vasos sanguíneos de ambos bebés, sin causar demasiados problemas, pero cuando las conexiones son de tal envergadura que la vida de los bebés corre peligro, hablamos del síndrome de transfusión feto-fetal. Y en este caso siempre hay que intervenir.

Tipos de tratamiento

Existen dos tipos de tratamiento:

1. Se elimina la abundancia del líquido amniótico (llamado aminodrenaje) para evitar un parto prematuro y disminuir la presión sobre el vientre materno. En realidad es un tratamiento de síntomas, ya que no soluciona el problema subyacente y el bebé donante sigue bombeando sangre a su hermano gemelo. Por ello se suele tener que repetir este tratamiento a lo largo del embarazo, muchas veces semanalmente. Antes ese tratamiento era la única solución. Los bebés, afectados por el TFF, nacieron en torno a la semana 29. Una parte considerable de estos bebés supervivientes sufrían secuelas, tanto por el parto prematuro como por los efectos del TFF, sobre todo en el cerebro.

2. Mediante una operación prenatal se cauterizan las conexiones entre los vasos sanguíneos de los bebés. Con anestesia local se introduce a través de un pequeño corte en el vientre un tubo finísimo de apenas 2 mm, por el que se mete un foco de luz, una microcámara y un aparato de rayos láser. Es un procedimiento parecido a la laparoscopia. Esta intervención requiere mucha habilidad por parte del ginecólogo y solo se realiza en una clínica especializada. Se cauterizan las conexiones. De este modo cada bebé tiene su circuito de circulación sanguínea independiente y deja de existir el problema de la transfusión sanguínea. Inmediatamente después del tratamiento con láser se elimina el exceso de líquido amniótico. La intervención no está exenta de riesgos. En un 10% se dan complicaciones, como la rotura de las membranas con un alto riesgo de un parto prematuro. a causa del brusco cambio de la tensión arterial uno o ambos bebés pueden morir poco después de la intervención. También se dan complicaciones posteriores como un parto prematuro sin causa aparente o la muerte repentina de uno de los bebés. Para la madre la intervención no es peligrosa, pero la introducción del instrumento puede causarle hemorragias. Hoy en día se hace el tratamiento con láser como primera opción en caso de un TFF. La posibilidad de que ambos bebé sobrevivan es de 60-65%. La posibilidad de que por lo menos uno sobreviva, es de 85%. La mayoría de los bebés, tratados por el TFF, nacen con 32-34 semanas. Para los bebés afectados por la transfusión feto-fetal que nacen entre 24-28 semanas existe el riesgo real de daños persistentes en los pulmones, ojos y cerebro. En el año 1999 se hizo la primera intervención en el Hospital Vall d’Hebron de Barcelona. Hoy en día también se hace en el Hospital Clínic, también de Barcelona.

¿CUÁLES SON LOS SINTOMAS?

El ginecólogo siempre vigilará un embarazo múltiple monocorial con especial atención debido al riesgo del TFF. Por tanto los controles son más frecuentes.

Si su embarazo es monocorial, debe prestar atención a los siguientes síntomas:

• Un crecimiento repentino del vientre y aumento de peso sorprendente; puede indicar un volumen sospechoso del líquido amniótico. La madre vive la sensación de tener una barriga tirante y experimenta gran incomodidad. El tamaño de su vientre no coincide con el de un embarazo gemelar normal; es excesivamente grande y está hinchado. Además, se trata de un aumento repentino, que puede producirse a partir de la semana 16.

• Dolor, calambres o contracciones

• Pérdidas de líquido y sangre

• El útero se encuentra muy arriba

• No percibir (más) los movimientos de los bebés o uno de ellos: el más pequeño, al no disponer de apenas líquido amniótico, está \’atrapado\’ y el otro dispone de tanto líquido que su madre no nota sus movimientos. También es posible que la madre lo perciba como muy movido e inquieto.

Entre las semanas 8 y 14 del embarazo mediante la ecografía se puede descubrir una placenta compartida (dibujos C y D). El síndrome transfusión feto-fetal no se da cuando las dos placentas se han fusionado, como en el dibujo B, porque en este caso se trata de dos sistemas que en su origen eran independientes (referente al embarazo gemelar), pero sí en los dibujos C y D. En caso de un embarazo de trillizos, cuando dos o tres bebés comparten el corion, también puede desarrollarse el TFF.

En caso de que se detecte una placenta compartida, se mide cada semana o cada dos semanas el desarrollo de los bebés y la cantidad del líquido amniótico. El periodo entre las semanas 14 y 25 es importante, ya que entonces se puede constatar si se va desarrollando el síndrome feto-fetal. Cuando se aprecia una notable diferencia en el líquido amniótico entre ambos bebés, es necesario que se realice un control exhaustivo por un ginecólogo especializado. TTF también puede darse en bebés que crecen ambos bien.

Nos cuenta su experiencia Laura, una madre de gemelas idénticas de Barcelona:

\’Ya en el primer trimestre el ginecólogo me dijo que tenía un embarazo biamniótico monocorial. Estaba muy feliz con mi embarazo, pero también conocí los riesgos.

Me estaban haciendo ecografías cada 15 días para controlar los pesos de las dos niñas, por el riesgo del tts (en inglés: twin transfusión síndrome). De repente (en la semana 20), la barriga empezó a crecer; me sentía más cansada e incómoda y me dolían las lumbares. Faltaban dos días para mi próxima revisión, pero mi marido releyó en el ‘Gran Libro de los Gemelos’ los síntomas y decidió llevarme al hospital. En el Hospital (de Sant Boi) detectaron una repentina diferencia de peso entre los dos bebés, un aumento de liquido amniótico en una de las bolsas y me derivaron rápidamente al Hospital Clínico (Maternidad). Allí me estaban esperando, confirmaron el diagnóstico y decidieron intervenirme al día siguiente. La \»donante\» ya había parado la vejiga pues como bien se sabe, para ahorrar energía van parando órganos. Yo estaba aterrada pero el personal del hospital me arropó mucho y me tranquilizaron.

La intervención fue con láser (como una laparoscopia) y fue rápida, 20 minutos. La anestesia fue local. Me sacaron 2,5 litros de líquido amniótico de una de las bolsas, la del bebé receptor. Estuve ingresada tres días y la evolución fue buena. Me medicaron para evitar contracciones que podían derivar en parto prematuro. Pudieron salvar a las dos niñas. Después de la operación tuve que hacer reposo absoluto unos días y después relativo hasta el final para evitar un parto prematuro. Los pesos de las niñas se iban igualando cada vez más. Me siguieron haciendo revisiones cada 15 días. En la semana 35 nacieron las niñas. Pesaron las dos 2 kilos justitos y en buen estado de salud. Una de las niñas salió a la semana del hospital y su hermanita a los 15 días. Hoy, con 5 meses, están preciosas y sanas.

El Hospital donde me operaron y donde después nacieron las niñas, es el Hospital Clínic de Barcelona. El médico que me operó se llama José Mª Martínez y es una eminencia en este campo. Pertenece al equipo del Dr. Gratacós que fue pionero en este tipo de operaciones (antes estaba en Vall d\’Hebrón). Su web es:

www.medicinafetalbarcelona.org/clinica/ \’.

REFERENTE AL PARTO

En principio un embarazo biamniótico monocorial puede ser por parto vaginal, siempre y cuando los bebés estén bien colocados (con la cabecita hacia abajo). Pero el embarazo monoamniótico monocorial siempre debe ser por cesárea debido al riesgo del entrelazamiento de los cordones.

FUENTE: \’EL GRAN LIBRO DE LOS GEMELOS\’. EDICIONES MÉDICI, versión actualizada (2015)

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