TENGO MIEDO AL PARTO

Coks Feenstra · Psicóloga Infantil

30 de septiembre de 2010

TENGO MIEDO AL PARTO

Prácticamente todas las mujeres temen de algún modo el parto. Unas más que otras, pero a nadie le deja indiferente. Y esto es lógico ya que el parto es como una gran aventura de la que no sabes qué esperar. Cada parto es una gran incógnita incluso una segunda o tercera vez.
Aquí te ofrezco unas pautas para que afrontes tu parto con una actitud positiva y abierta.

Tu propia actitud ante el parto es muy importante a la hora de dar a luz. Un estudio inglés-holandés lo demostró: a las embarazadas de ambos países se les preguntó por sus expectativas antes del parto. Y se les volvió a entrevistar después del nacimiento de sus bebés. Antes de dar a luz, las inglesas veían el parto como un acto muy doloroso para el que necesitarían muchos analgésicos. Las holandesas también pensaban que iba a ser doloroso, pero aguantable y que no necesitarían medicamentos para suavizar el dolor. Y ¿qué fueron sus experiencias? Las primeras sí recibieron muchos analgésicos y afirmaron que los dolores fueron duros, peores lo que esperaban. Y a las holandesas no les dieron apenas medicamentos y ellas afirmaban que los dolores eran tal como habían esperado.

Si la propia mente es tan importante, sigue estas pautas para afrontar tu parto con optimismo:

CONFÍA EN TI MISMA

No sabes cómo vas a reaccionar ante las contracciones ni cómo te sentirás una vez que estés de parto. Pero lo importante es que confíes en tu cuerpo. No olvides que el cuerpo femenino está preparado para dar a luz. Incluso en las tribus donde apenas hay asistencia médica, la mayoría de las mujeres dan a luz sin problemas. Desde que en el siglo XIX se empezó a practicar los partos en el hospital, se ha convertido en un proceso médico. No obstante, es importante recordar que el embarazo es una celebración de la vida y un estado de salud. ¡En absoluto es un estado de enfermedad! Además, en las parturientas muchas veces surge una fuerza sobrehumana que a muchas les deja muy sorprendidas. Desconocían que poseerían tal fuerza interior y física. Tu cuerpo sabe mucho más de lo que tú te imaginas. Atrévete a confiar en él.

MANTÉN UNA POSTURA ABIERTA ANTE EL PARTO

Intenta no hacerte una idea de cómo va a ser tu parto ni tampoco cuál va a ser tu actuación en él. ¿Por qué? Si te lo imaginas anteriormente, es probable que te desilusiones o te desconciertes. Siempre va a ser diferente a lo que te imaginas, puesto que un parto es un suceso muy difícil de prever. Es una gran incógnita. Por ello lo mejor es tener una mente flexible y abierta. Todo es posible. Hay mujeres que tienen a sus bebés en pocas horas, mientras otras empiezan un día y hasta el día siguiente no terminan (esto no quiere decir que pasen todo este tiempo con dolor). Hoy en día estamos acostumbrados a planearlo hasta el mínimo detalle, pero en el parto hay que soltar esta idea. Así estarás abierta y dispuesta ante lo que te irá sucediendo. Vívelo con ilusión, ya que sea como sea tu parto, tu bebé está de camino y esto ya es un hecho digno de celebración.

COMBATE TUS MIEDOS MEDIANTE LA INFORMACIÓN

Es lógico que sientas miedo. Incluso tiene una función positiva: hace que te informes a fondo sobre lo que te espera. Y esto siempre es bueno. Gracias a estar bien informada, tus miedos remiten. Pero elige una buena fuente de información, como libros, revistas, tu comadrona o el ginecólogo. No te dejes informar ni influenciar por los testimonios de otras madres ya que éstos pueden fácilmente desconcertarte y aumentar tus miedos. No sólo cada parto es distinto, sino también cada mujer.

Es como con los niños que tienen que ser ingresados: si no les contamos qué les van a hacer (pruebas, inyecciones, anestesia, etc.) lo pasan peor que cuando les informamos. Una buena preparación evita el trauma. En tu caso es lo mismo. Así que lee sobre las fases del parto, el dolor en cada una de ellas, las señales que indican que el parto está iniciándose, etc. Gracias a que las mujeres actuales se informan mejor, el temor paralizante ya no se da tanto como en tiempos anteriores, según afirman los ginecólogos.

ACUDE A UN CURSO DE PREPARACIÓN AL PARTO

Es conveniente que hagas un curso de preparación al parto en tu último trimestre (si llevas gemelos, en el segundo trimestre). En estos cursos te dan consejos sobre el embarazo, pero también te informan sobre las diferentes fases del parto, los diferentes tipos de contracciones y cómo respirar al compás de ellas. Una buena respiración disminuye el dolor y acelera el proceso de dilatación. En las últimas sesiones se invita a las parejas para que aprendan cómo apoyar a la mujer. Reunirte con otras embarazadas también tiene otro efecto positivo: puedes compartir experiencias y rodeada por otras mujeres con una hermosa tripa, sientes que no estás sola. Todas están ante la misma tarea y sienten en el fondo el mismo temor que tú.

TEN PRESENTE QUE EL DOLOR NO ES EN VANO

El dolor del parto es el único dolor con un significado positivo. Normalmente el dolor indica que algo va mal y que hay que actuar. Por ejemplo un dolor de tripa puede indicar una infección, un virus o una apendicitis. El dolor del parto solo indica que el bebé está de camino y que la futura madre debe dejar sus actividades y buscarse un lugar seguro. Es una ¡buena señal! Hay mujeres que tienen a sus bebés sin ningún signo de dolor, ningún aviso previo. Muchas veces al tener al bebé en brazos, se sienten raras y les cuesta hacerse a la idea de que este bebé es suyo. Les cuesta vincularse con él y ocuparse de él, que entró en su vida de modo tan abrupto. En otras palabras: el dolor te ayuda a vivir el proceso de convertirte en madre de modo consciente. Desata un proceso psíquico de ‘separación’, de toma de conciencia de que el bebé va a dejar el vientre para empezar su vida. Luchas por tener a este bebé y una vez que lo tienes en brazos, ¡ya es todo tuyo! No te lo dejarás arrebatar por nada del mundo. El dolor es fundamental en el proceso del vínculo afectivo. Así que piensa con cada contracción que este dolor no es en vano, sino que viene con recompensa (por cierto, una vez que tengas al bebé, el dolor desaparece). ¡Así que lánzate a esta gran aventura, que es dar a luz, como si se tratara de tirarte de cabeza al agua!

PIENSA POSITIVAMENTE

El parto, sin duda, es un trabajo arduo, pero raras veces es doloroso desde el inicio. Hay como una evolución en este proceso, empezando con dolores parecidas a los de la menstruación. Son muy aguantables y te dejan ir mentalizándote que hoy (o mañana) nacerá tu bebé. Los dolores irán aumentando en fuerza, pero como va poco a poco, tendrás tiempo para ir familiarizándote a ello. Lo más importante es que las dejes venir y que no tenses tu cuerpo. Si tensas tus músculos y tu pelvis, tu cuerpo segrega adrenalina, la hormona del estrés. El estrés dificulta la circulación de la sangre al útero con lo cual las contracciones disminuyen y pierden fuerza. Con ello se retrasa el momento del nacimiento. Necesitas fuertes contracciones para dilatar. Por ello es importante hacer acopio de valor y dar ‘la bienvenida’ a las contracciones. Déjalas que vengan. Cuánto más fuertes, más efecto tendrán para la abertura del cuello uterino. Si logras no tensar tu cuerpo, sino dejarte llevar por las contracciones, respirando a su compás, tu cuerpo segrega endorfinas. Este es un analgésico natural que suaviza el dolor y que hace que te desconectes de tu entorno. Estarás totalmente centrada en ti misma, no tienes energía para otra cosa. Es buena señal. Las endorfinas también hacen que te enamores de inmediato de tu bebé y provocan la liberación de la prolactina (importante para la lactancia). Ya ves, cada reacción en tu cuerpo tiene una función. Todo está bien pensado. Si el dolor se te hace insoportable, por ejemplo en la fase de dilatación de los 6 a 10 centímetros, te pondrán la epidural. Todos a tu lado, las enfermeras, la comadrona, tu pareja, están allí para facilitarte el trabajo. No lo olvides.

EXTERIORIZA TUS MIEDOS

Es bueno que hables sobre lo que más temes, con tu pareja, una buena amiga o tu comadrona. Quizás tengas miedo de chillar, de perder la compostura, de orinar o defecar, etc. Debes saber que en un parto no se trata de mantener la postura. Nadie te lo exige. Las comadronas y el personal médico saben que las parturientas pierden su coraza y el mecanismo de la defensa. Esto es incluso necesario. Debes desconectar la corteza cerebral, el llamado neocórtex, la parte del cerebro con la que pensamos. Necesitamos permitir que nuestro cerebro se deje guiar por las señales del cuerpo para sentir la intensidad. Si continuamos actuando con el cerebro, el parto no evolucionaría. Ahora es el cuerpo el que tiene el mando, no tu cerebro. En realidad es lo mismo que nos sucede cuando hacemos el amor. También dejamos de pensar y solo logramos el orgasmo si desconectamos el neocórtex. Otras madres temen más el dolor o bien la salud del bebé. Cual sea tu temor, lo importante es que lo expreses. Así le quitas peso. Si lo reprimes, puede convertirse en una obsesión.

DESTIERRA LOS MALOS PENSAMIENTOS

Algunas mujeres crecieron realmente con miedo respecto al parto que les fue infundado a través de su educación. Como Pilar cuya madre siempre le decía en momentos de enfado: ‘Espera hasta que tengas hijos. Ya verás cómo duele y el mal rato que pasarás’. Ahora, con sus 34 semanas de embarazo, no deja de recordar estas frases que le están amargando sus días. Pero, harta de sus intrusiones, se le ocurrió una idea original: escribió cada una de estas frases en papelitos y se fue con su pareja a la montaña. Allí, en un tipo de ceremonia oficial, los enterró y se despidió de ellos. Este rito le sirvió para desprenderse de un bagaje molesto y de darse cuenta que ella es una persona distinta a su madre.

Si a ti te molestan ideas negativas, sigue esta idea o busca algún que otro modo para deshacerte de ellas. Escribir en un diario o acudir a un psicólogo también puede ser útil.

HAZTE UN PLAN DE NACIMIENTO

Es una idea nueva que se viene instalando en algunos centros hospitalarios: la embarazada anota en un folio todos sus deseos al respecto del parto. Por ejemplo: quieres intentar aguantar los dolores sin epidural (o lo contrario: en cuanto tengas dolor, lo quieres); no quieres que te rasuren; quieres a su marido en todo momento a tu lado; quieres poder moverse libremente hasta el último momento; deseas poder estar debajo de la ducha para aguantar mejor el dolor; quieres dar el pecho nada más nacer el bebé, etc. Puede que el parto transcurra de un modo que no permita algunos de estos deseos, pero esto no importa. Además, el plan permite que tu pareja sea tu portavoz si en los momentos cruciales no eres capaz de defender tus deseos. Lo importante es que tú expreses tus deseos y se lo comuniques al centro donde tendrás a tu bebé.

RECUERDA QUE CADA PARTO ES DISTINTO

Si tu primer parto fue muy doloroso y le guardas malos recuerdos, lógicamente temes a la siguiente experiencia. Pero piensa que ningún parto es lo mismo. Nunca se repite una misma situación. Además, ahora sabes mejor lo que necesitas, como el apoyo de tu pareja o tu madre, la posibilidad de seguir moviéndote, paños calientes para tu frente o un masaje en el lumbago cuando vienen las contracciones de la espalda, etc. O quizás un ambiente silencioso donde te dejan a tu aire. Cada mujer reacciona de un modo único y personal. Unas quieren estar solas, otras necesitan tener a alguien a su lado.

Si todavía estás muy dolida por el trato o la experiencia del parto anterior, es importante que te serenes antes de dar a luz. Revívelo y exterioriza todo lo que todavía te afecte. Esto es importante para afrontar el nuevo parto. Si vas a dar a luz con la misma comadrona o el mismo ginecólogo, es importante que hables con ella o él sobre lo que te dolió. Quizás sea mejor acudir a otro centro y otro ginecólogo. Tú decides. Así de tu parte harás todo lo posible que el parto será una experiencia distinta. Y respecto a tu cuerpo, lo más probable es que lo sea.

Y por último un dato más para recordar a lo largo de tu embarazo: ten presente que en los nueve meses del embarazo en ti tomará lugar una preparación emocional y mental hacia este momento. Al final del embarazo en toda mujer hay un deseo imperioso de tener a su bebé, ya que físicamente está al límite de sus fuerzas y anhela volver a tener su cuerpo. Esto también te ocurrirá a ti y te ayudará a afrontar el parto.

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Para más información:

‘El parto seguro’ Beatrijs Smulders y Mariël Croon, Ediciones Médici

‘Embarazo y parto natural’ Ortrud Lindemann, Oceano

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