CUANDO LE REGAÑO, SE PONE A LLORAR

Coks Feenstra · Psicóloga Infantil

2 de junio de 2010

CUANDO LE REGAÑO, SE PONE A LLORAR

Corregir al hijo no es tarea fácil para muchos padres y aún menos si tu hijo, de unos dos a tres años, pone cara de triste y se rompe en llantos. ¿Cómo debes actuar en esta situación?

Carmen advierte varias veces a su hijo Alberto, de dos años y medio, que deje de golpear su juguete contra la pared. Cuando no le hace caso, le quita el juguete sin más. Alberto rompe en lloros y Carmen se apresura a devolverle el juguete y a consolarle. Alberto deja de llorar. Y al momento vuelve a dar golpes contra la pared. Carmen da un suspiro.

Para muchos padres ésta es una situación conocida. Saben que no es pedagógico aplicar un castigo y levantarlo de inmediato, pues así no sirve para nada. Además todo niño necesita saber los límites y aprender las normas, pero ¿cómo hacerlo cuando no tolera las regañinas?

EL NIÑO SENSIBLE

Algunos niños apenas se inmutan cuando sus padres les levantan la voz o les castigan, en cambio otros hacen pucheros y se les cae el mundo encima. Esta sensibilidad es un rasgo innato del carácter. Si tu hijo es así, debes aprender ciertos trucos para ir enseñándole las normas sin que esto se convierta en un drama. Veamos cuáles son:

 Evita levantar tu voz y deja de lado una larga explicación. Acércate a él, ponte a su altura, mírale a los ojos y tócale el hombro, mientras le dices ‘esto no’. Y aparta su mano, si toca algo que no debería. Como es muy observador, percibe tu estado de ánimo incluso antes de hablarle e intuye que hace algo prohibido.

 Es importante que repitas las prohibiciones una y otra vez, pues su memoria es corta. Hazlo siempre con las mismas palabras y del mismo modo, así se asusta menos y las memoriza antes. Pero evita sonar como un disco rayado. Pon emoción en tu voz, para que el mensaje le llegue. Al mismo tiempo conviene ofrecerle alternativas: si golpea su juguete contra la pared, dale un tambor o dos tapas de cazos para que haga ‘música’. O, cuando está rompiendo un libro, dale una revista o guía telefónica viejas. Etc.

 Muchas veces se puede evitar las malas conductas si se vigila de cerca sus juegos. Por ejemplo tu hijo suele entretenerse bien con las maderitas, pero siempre llega este momento de aburrimiento en el que le da por tirarlas por el salón. Anticípate a este momento, ofreciéndole una actividad tranquila, como moldear plastilina o jugar en la bañera.

 Cuando rompe en lloros al regañarle, a pesar de tus intentos de hacerlo de forma suave, déjale que se desahogue. Al llorar no sólo expresa tristeza, sino también rabia, enfado y frustración. Ten en cuenta que aún no dispone de muchas maneras para expresarse. Pero evita levantar el castigo y cederle lo que quiere, pues pronto aprendería que los lloros sirven para ello. Elógiale mucho y dale mimos, pues así su autoconfianza aumenta, lo cual es importante para el niño sensible.

LAS FRUSTRACIONES SON PARTE DE LA VIDA A PARTIR DEL PRIMER AÑO

Paula está en el parque con su hija de 22 meses. Junto con otros niños está jugando con la arena y disfruta escurriéndola entre sus manos, pero en un momento dado coge un puñado y lo lanza al aire, salpicando al niño a su lado de arena. Su madre se apresura par advertirla que no lo haga y la niña parece entenderlo. Pero al momento coge otra vez un puñado y vuelve a las andadas, tras lo cual Paula la levanta y se la lleva, entre protestas y lloros lastimeros, a la zona de los columpios. La niña, finalmente, se conforma con esta actividad y, ya olvidadas sus penas, se columpia felizmente. Sacar al niño de la zona conflictiva es otro ¡truco fructífero! Algo ha cambiado en este segundo año de su vida: antes, cuando aún era bebé, todo se le consentía y todos los esfuerzos iban dirigidos para tenerlo satisfecho. Ahora ya es algo ‘mayorcito’ y vive experiencias frustrantes, como cuando no le dejan vaciar los armarios ni derramar su leche. Estas frustraciones le hacen llorar, pero son necesarias para su desarrollo social y emocional. Lógicamente intentarás respetar su sensibilidad, pero esto no excluye que de vez en cuando viva momentos desagradables. Es imposible evitárselo y además, no le haría ningún bien. También forman parte de la vida.

RECUERDA:

• Conviene repetir las normas una y otra vez y del mismo modo. Además, al ofrecerle alternativas para su juego evitas frustraciones.

• Se asustará menos de tus noes, cuando le hablas claramente, con emoción en tu voz, pero sin levantar el tono y poniéndote a su altura.

• Acordarse de los noes es un proceso lento y costoso para todo niño. Al principio tú eres su memoria. Se acuerda de las prohibiciones mientras tú estás a su lado. Pero en cuanto te alejes, se olvidará. No es maldad, sino una consecuencia de su corta memoria. A medida que crezca, formará su propia conciencia y necesitará menos de la tuya. Pero antes de los 3 ó 4 años esto no ocurrirá.

• Entre los 1 y 3 años su afán por explorar es más fuerte que su afán por obedecer. Así que procura que tenga amplias oportunidades para seguir esta voz interior que le conduce a explorarlo todo.

Dibujos: Lieve Baeten

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