EL NIÑO TÍMIDO

Coks Feenstra · Psicóloga Infantil

30 de mayo de 2011

EL NIÑO TÍMIDO

La timidez es un tema sobre el que bastantes padres me consultan. Por ejemplo: ‘Es tan tímido. ¿Qué hago para que no lo sea? O ‘No quiero que sea tan tímido como siempre lo fui yo. ¿Cómo le ayudo?’.

Vayamos por partes. Miremos primero la edad del niño, ya que hay un periodo en la vida del niño en el que casi todos lo son en mayor o menor medida. Me refiero a la fase del miedo a los extraños que suele darse a los 8 meses. De repente el niño, que hasta este momento siempre fue amable con todo el mundo, empieza a llorar cuando se le acerca una persona desconocida, incluso un familiar al que no ha visto en mucho tiempo. Estira los brazos y pide que tú lo cojas. No quiere estar en brazos ajenos, solo quiere los de mamá o del papá. Este miedo es, en realidad, una buena señal. Indica que tu hijo se ha vinculado estrechamente contigo y que te prefiere a ti por encima de los demás. Sabe ahora distinguir entre lo familiar y lo no familiar, lo cual es un gran paso en su desarrollo emocional. Los niños huérfanos, que se crían con distintas cuidadoras, muchas veces no desarrollan este apego. Y esta falta de vínculo dificulta la capacidad para relacionarse en la vida adulta.

El miedo a los extraños se da por un periodo corto, de unos meses hasta medio año (nunca más de un año). Poco a poco el niño va superando el miedo a los desconocidos y gracias a una mayor madurez el acercamiento a otras personas se hace menos difícil.

A los 2 años ya no suele darse este tipo de miedo y es ahora cuando podemos ver con mayor claridad si el niño es tímido o no. Mientras uno se lanza el primer día de la guardería con entusiasmo a los nuevos juguetes, el niño tímido lo hará de forma distinta: se aferra a su madre, se esconde tras ella, mira por entremedio de sus piernas y no deja seducirse por el juguete que se le ofrecen. ¡Está tanteando el terreno! El niño tímido necesita tiempo y observa primero. Solo se acercará tímidamente cuando se sienta a gusto. Y este momento puede hacerse esperar.

ENTENDER SU TIMIDEZ

¿Cuál es la mejor actitud ante la timidez del niño? Es muy importante entender al niño. La timidez es un rasgo innato y hereditario. Seguro que uno de los padres también lo es (o fue). No se le puede cambiar su carácter, pero una actitud positiva y comprensiva sí ayudará a que el niño irá superando su timidez a lo largo de su infancia.

¿Cómo debes actuar? Hay que darle tiempo y permitirle que permanezca cerca de ti para explorar el terreno. Volvamos al ejemplo de la guardería. Es lógico que se quede cerca de ti, ya que desde un lugar seguro le es más fácil observar lo nuevo. La seguridad que tú le brindas con tu presencia, le ayuda a superar lo inseguro. Si le forzamos en este momento (‘venga, va, no tengas miedo, no seas tímido’), le metemos presión y le creamos una situación insegura. Así que dale tiempo y sé paciente. Transmítele que la situación es segura. Esto es importante, ya que él capta tus emociones. Si por ejemplo le transmites inseguridad y desconfianza, ya que a ti tampoco le gusta la situación, él lo percibe.

Desde su escondrijo el niño irá explorando el terreno e irá acercándose a la cuidadora. Necesitará de ella un poco más de apoyo y atención. Para el niño tímido le va muy bien la entrada paulatina en la guardería; el primer día una hora, después hora y media y así sucesivamente. Y si vienen visitas a casa, hay que actuar del mismo modo: déjale que las observe de una distancia y que se acerque cuando él se sienta preparado.

CUANDO LA DESPEDIDA ES UN DRAMA

Puede haber muchos factores que influyen en ello. A veces lo que ocurre es que la mamá se siente insegura al dejarlo, sobre todo si ella fue una niña tímida de pequeña. Y es allí donde la participación del papá es importante. Muchas veces la situación mejora cuando el papá lo lleva. El niño no llora (o mucho menos) y entra mucho más tranquilo. ¿Por qué? El padre le transmite seguridad, ya que desprende una actitud de ‘hijo, tú puedes’. Esto es justo el empujón que en el momento adecuado le beneficia.

UN RESUMEN DE LAS PAUTAS

Resumiendo podemos enumerar las siguientes pautas que beneficiarán al niño tímido:

• Aceptar su carácter y darle tiempo.

• Ser su aliada /o. Le entiendes y estás a su lado; eres el puente desde el que él se atreve a relacionarse con los demás.

• Tener confianza. La timidez puede ser agobiante, pero no se debe perder la perspectiva de que el niño irá aprendiendo a lidiar con este rasgo. Las buenas experiencias le harán ver que el contacto social es agradable y gracias a ellas poco a poco irá perdiendo su timidez.

• No criticarle por su conducta ni llamarle ‘tímido’. Si no, se crea una profecía que se cumple. Si otros lo dicen, hay que intervenir y explicar que él solo necesita un poco más de tiempo.

• Evitar la sobreprotección. Esto sofoca su autoconfianza. No hagas por él lo que ya sabe hacer. O si te pide que te sientas con él, hazlo a cierta distancia. U, otro ejemplo, si quiere que te quedes en la fiesta del cumpleaños de un amigo, quédate, pero si notas que está a gusto, sugiérele que te irás un rato y que luego volverás.

• Ayudarle a exteriorizar sus sentimientos. Es probable que le cueste expresar los que tienen que ver con el enfado o la frustración. Ayúdale a explorar lo que siente, con frases como ‘te veo muy enfadado ¿verdad?’. Así le enseñas las palabras para estas emociones. Y dale palabras para interactuar en un grupo de niños: ¿Me lo das? Ahora me toca a mí. Yo también quiero’. Estas son buenas técnicas para hacerse oír y elevará su moral.

• Apuntarle a algún deporte que le guste. El niño que se mueve mucho (corre, monta en bici, juega a fútbol) se siente bien consigo físicamente. Y esto le ayuda a abrirse a nivel emocional. El contacto con algún animal doméstico también es beneficioso para él.

• Estimular que invite algún compañero de clase o un niño vecino a casa. En general al niño tímido le es más fácil entablar contacto con un niño más pequeño que él, ya que con él se siente más seguro.

• Celebrar con él sus pequeñas victorias, como irse solo a un cumpleaños, ir a jugar a casa ajena, apuntarse a un campamento etc.

Es bueno realizarse que un niño tímido, a base de buenas experiencias, irá siendo con el tiempo menos tímido. Si experimenta que los contactos con otros son agradables y satisfactorios, cada vez perderá algo de su timidez. Y por ello la mayoría de los niños van superando su timidez a lo largo de los años. No es que su carácter cambie drásticamente, pero sí habrán aprendido a lidiar mejor con este rasgo innato.

EL MUTISMO SELECTIVO

A veces un niño sufre una timidez muy extrema, por lo que no habla en el colegio, ni con su profesora ni con los compañeros. Se llama ‘mutismo selectivo’, ya que el niño sí habla en casa, pero no fuera de ella. El niño que sufre esta forma de timidez necesita ayuda de un psicólogo infantil. La terapia más adecuada es que, mediante la intervención del psicólogo infantil, se trace un plan que consiste en que la madre del niño acuda al colegio, después de una jornada escolar, justo en el momento en el que los niños salen. La madre se queda un rato con su hijo en el aula y lógicamente los dos entablarán una conversación. La maestra debe estar presente, pero sin prestar atención visiblemente. Este supone el primer paso para que el niño hable en clase. Se repiten estos encuentros varias veces y cuando el niño ya esté a gusto, la maestra se mezclará en la conversación. Será la primera vez que el niño le hable a ella. A continuación se va incluyendo algún compañero en la situación, de modo que el niño habla cada vez con más personas. Esto le facilitará el hablar en clase. El psicólogo es el que revisa todo este proceso. Sesiones particulares con el psicólogo infantil no están indicadas para el niño con mutismo selectivo, ya que en la mayoría de los casos el niño no habla en la consulta y si lo hace, no le ayudará con el problema en el aula. No obstante, la terapia arriba indicada, es la que mejor resultado da.

También puede darse el mutismo selectivo de modo menos extremo: el niño sí habla en el colegio, pero no en situaciones puntuales, como en una nueva actividad extraescolar con un nuevo profesor, en una función de teatro, en una tienda etc. En estos casos sí ayudan sesiones con un psicólogo infantil, ya que éste trabaja la dificultad del niño en su consulta. Si el niño se resiste a acudir (ocurre en algunos casos), la solución está en visitar al niño en su casa y hacer las primeras sesiones allí, hasta que el niño se atreva a dar el paso a la consulta.

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