Se ha comprobado que es más difícil inculcar normas a los múltiples que a los hijos que vienen solos. Esto tiene una explicación: el motivo más importante por el cual el niño desea ser bueno, es porque busca el amor y el apoyo de sus padres. Esta necesidad se da menos entre los gemelos, porque el punto de apoyo de cada uno es, en gran parte, el hermano gemelo. Por otro lado, los gemelos se animan y se estimulan mutuamente a hacer travesuras y no escuchar la voz paterna. Además, a veces se unen y forman un bloque contra los padres, de tal manera que éstos notan que sus mensajes no les llegan.
El siguiente llamamiento de ‘¡Socorro!’ de una madre lo demuestra:
‘Nuestros gemelos, de 3 años y medio, no nos hacen caso, ni en el colegio son muy obedientes; cuando les regañamos, se escudan el uno en el otro y parecen sentirse protegidos. No conseguimos nada, ni con castigos ni con recompensas. Por favor, indícanos pautas específicas para gemelos’.
Belinda, madre de mellizos, dos varones, de 9 años, me escribe lo siguiente:
‘Mis hijos se comportan realmente mal. Les pongo normas, pero no las cumplen. Les doy responsabilidades, como pequeñas tareas y tampoco las cumplen. Solo les interesa jugar en la calle. Cuando les pido algo y no quieren hacerlo, me insisten tanto que al final no sé qué decir. Me convencen con sus argumentos. Soy madre soltera, así que no cuento con el apoyo un papá. Me da hasta miedo recogerles de clase o llegar a casa después de que hayan estado con la canguro, ya que tanto en una situación como en la otra me están dando noticias de que este día otra vez su comportamiento fue lamentable’.
Si te reconoces en estas situaciones, he aquí una serie de recomendaciones que te serán de ayuda:
Consejos:
•tHabla a cada uno personalmente en vez de hacerlo a todos a la vez, en el caso de una norma o una trastada. Es más efectivo. Cuando sólo uno tenga la culpa, regáñale a él, no a los dos (o tres). Pide que en el colegio utilicen la misma táctica.
•tProcura ser consecuente y perseverante en cuanto a las normas: un ‘no’ ha de ser ‘no’ en cualquier circunstancia; este punto es muy importante, más que en el caso de un solo hijo. Evita los mensajes confusos.
•tEn algunas ocasiones hay que imponerles algún castigo como puede ser mandarles al pasillo o a su cuarto. Si solamente uno de los dos está castigado, hay que evitar que el otro le haga compañía. Cuando los dos se comporten mal, conviene separarlos y mandarles a un sitio diferente a cada uno; si no es así, se pondrían a jugar y el castigo, evidentemente, les afectaría menos.
•tDos hijos significa tener a tu lado ¡dos vocecitas que tratan de persuadirte! Si insisten y no sabes qué contestarles, tómate tiempo y diles que necesitas pensarlo un poco antes de decidir algo. Ten en cuenta que un simple ‘no’ sin argumentación también es legal. Así que no lo razones todo y confía en tu intuición.
•tComo cada hijo tiene un carácter diferente, hay que tratarles de modo distinto; uno es más responsable, más ordenado, más astuto o más pillín. Adapta tus normas al carácter de cada uno. No es posible ni recomendable darles el mismo trato; es preferible que las pautas educativas sean acordes con el carácter de cada uno.
•tCuando les das un aviso (‘Si no dejas de molestar a tu hermano, te mandaré a tu cuarto’), debes cumplirlo. Y además, de inmediato en caso de que tengan menos de 5 años; si transcurre mucho tiempo entre la travesura y el castigo, éste no surte efecto, ya que el niño olvida el motivo.
•tPara los más pequeños: cuelga un cartel en la cocina donde aparezcan las rutinas diarias mediante fotos, como lavarse las manos, recoger, hacer pipi, etc. en orden cronológico. Así no tendrás que repetir cada tarea, es suficiente señalarla. O bien los niños miran qué es lo que les toca hacer. Y para los más mayores: cuelga un cartel con las tareas de cada uno. No aceptes excusas. Cada uno tiene sus deberes domésticos. Si lo hacen bien, elógiales por su colaboración. Verte contenta de ellos les anima para seguir actuando así.
•tEmprende con regularidad actividades con cada hijo individualmente. Esto beneficia el vínculo con tus hijos, lo cual a su vez fomenta en cada uno de los niños el deseo de ser ‘bueno’ y hacerte caso. Desde un vínculo íntimo y estrecho la obediencia fluye con mayor facilidad, aunque lógicamente siempre habrá momentos puntuales de rebeldía, típicas de los años de la infancia (y pubertad).
•tSi educas sola a tus gemelos sin tener la figura paterna en el día a día, busca a un familiar masculino que se ocupe de vez en cuando de los niños, como un tío, su abuelo, etc. Esta persona no solo será un apoyo para ti, sino también les beneficiará a ellos; cada sexo tiene una manera distinta de educar y de relacionarse con los hijos; cada uno les enseña aspectos distintos de la vida. Es bueno que los hijos reciban la influencia de ambos géneros.
•tNo te sientas mal por los castigos (siempre y cuando sean del tipo ‘la pausa obligada’, eliminación de privilegios, etc. y no físicos). Castigar es parte necesaria del hecho de ser padre. Los niños necesitan que se les pongan límites; les ayuda a calmarse y saber a qué atenerse. Muchas veces, después de un castigo, el niño es durante un tiempo más tranquilo, hasta incluso más comunicativo, señal incuestionable de que el castigo le vino bien. Los castigos le ayudan en la adquisición del autocontrol. Con el paso de tiempo los mensajes paternos (la conciencia) acabarán siendo parte de la suya propia.
SI LOS GEMELOS SON VARONES
La situación es especialmente difícil para los padres que solo tienen varones. Es sabido que el nivel de testosterona es más alto en los niños que en las niñas, especialmente entre los 4 y 6 años. Luego va bajando, pero sigue siendo más alto que en el de las niñas. Esto hace que sean más intranquilos, se peleen más, escuchen menos y sean más físicos en sus muestras de amor o desamor (empujones, tirarse, morder, etc.). De todos los grupos de gemelos, es sabido que los mellizos, ambos del sexo masculino, son los que más agresividad demuestran. Por ejemplo ellos riñen más sobre sus pertenencias que las mellizas y más que los gemelos idénticos.
Lo que en realidad necesitan los chicos, es tener buenos límites. Esto les hace saber quién está al mando y les reconforta. Si no, continúan luchando para saber quién está al mando. Lo explica con mucha claridad y sentido común el terapeuta y autor Steve Biddulph en su libro ‘Educar chicos, de niños a hombres’. Así que te aconsejo mantener normas claras y precisas y no temer un cierto grado de disciplina. Les hará bien.
En general, los padres de hijos, nacidos en un parto múltiple, necesitan emplear una disciplina más severa que otros padres. A esto hay que añadir el hecho que dos (o más) niños de la misma edad provocan más ruido, más desorden y dan más trabajo que dos de edades distintas, por lo que la imposición de normas es imprescindible para el bienestar de los mismos padres.
Más información en mi libro:
‘El Gran Libro de los Gemelos’, Ediciones Médici