¿CÓMO LES AFECTA LA SEPARACIÓN?

Coks Feenstra · Psicóloga Infantil

20 de febrero de 2012

¿CÓMO LES AFECTA LA SEPARACIÓN?

En el anterior artículo he explicado cómo los padres pueden contar la decisión a sus hijos e intentar que el daño sea lo más mínimo. Aun así los hijos pasan por muchas dificultades cuando la relación de sus padres se rompe. Sus reacciones son diferentes según la edad. Veamos cuales son las más frecuentes en cada etapa.

0-5 años

Las necesidades del niño abarcan tres áreas: seguridad emocional, aceptación social y, por último, desarrollo y rendimiento. Cuánto más pequeño, más importante es el ámbito de seguridad. Normalmente ningún niño se preguntará quién cuidará de él mañana, pero en una ruptura desaparecen algunas seguridades básicas, como la continuidad, la confianza, la lealtad. Un niño no debe sentirse nunca abandonado y siempre debe tener una persona de referencia a su lado (con ello me refiera a una persona con la que el niño tenga una relación afectuosa, como la mamá, el papá, los abuelos, la canguro, una tía). Para el niño la calidad de atención es importante. Calidad significa en realidad: relación. El niño debe percibir que el otro que está a su cargo, ve sus necesidades, las entiende y las satisface adecuadamente. Durante una separación esa seguridad emocional tambalea: los padres están absortos en sus propios problemas y les cuesta percibir las necesidades del hijo. Muchas veces están físicamente con él, pero no emocionalmente. Esta falta de seguridad puede tener repercusiones muy variadas: el niño se vuelve difícil y exigente; llama la atención de muchas maneras e incluso con conductas difíciles; pierde el apetito, duerme mal, se resiste a dormir solo, se despierta muchas veces por la noche y /o tiene pesadillas. Tiene recaídas en su desarrollo (muestra conductas que ya tenía superadas, como hacerse pis, pedir el chupete y otras). Sufre problemas psicosomáticos, como dolor de tripa, de cabeza, vómitos, eczemas o alergias. Muestra una mayor dependencia de sus padres (sigue a su mamá por todas las partes, llora cuando su papá se va, etc.). También pueden darse problemas en el lenguaje, como tartamudeo y todo tipo de miedos.

La mayoría de estos problemas son temporales. En cuanto los padres se recuperan y se acoplan a la nueva ‘construcción familiar’, recobran su capacidad de percibir las necesidades emocionales del hijo y éste a su vez vuelve a sentirse arropado y seguro. Mientras los padres no pueden dar esta atención continuada y afectuosa al hijo, es bueno proporcionarle otras personas de referencia que suplan esta falta como una abuela, una canguro, etc. También es importante informar a la guardería o el colegio del hijo sobre la situación familiar para que le presten atención extra. A veces los niños necesitan la ayuda de un psicólogo infantil, que mediante el juego, entablará contacto con el niño y percibirá sus necesidades y emociones con claridad. Para el niño el juego es un modo de expresión que le alivia y para el terapeuta es el medio que le ayuda a percibir qué es lo que el niño siente. Y esto lo traduce a los padres.

5-9 años

En esta franja de edad la separación de los padres puede perjudicar las tres áreas: la seguridad emocional, la aceptación social y el rendimiento escolar. La seguridad emocional está afectada, ya que el papá y la mamá son para el niño la base de su existencia. Es insoportable para él que ya no estén juntos. En cuanto el papá (o la mamá) deja el hogar familiar, la ruptura es un hecho para el niño. Tiene miedo a perder al padre ausente o a los dos.

A esta edad la importancia de la aceptación social adquiere mayor relevancia para el bienestar del niño; entre ello sus amigos del colegio, del barrio, los deportes y las actividades extra-escolares. Ser aceptado por los demás niños y valorado por sus aptitudes y sociabilidad es importante para su bienestar y le ayuda a descubrir quién y cómo es (el desarrollo de su identidad). Es a través del conducta con sus coetáneos que el niño descubre facetas de sí mismo, como la ambición, los celos, la lealtad, etc. Los cambios en la situación familiar pueden crear una tristeza y desorientación en el niño que le haga reaccionar de modo agresivo. Se pelea con sus amigos, se enfada por nimiedades y éstos empiezan a rechazarle. Estas conductas difíciles, como agresividad, poca tolerancia a la frustración, irritabilidad, llanto, pueden darse en casa y en el colegio. O bien el niño reacciona de modo contrario: está más callado, se encierra en sí mismo y se aísla del grupo. Algunos niños se vuelven muy pendientes de su madre y/o de su profesor. Pierden autonomía y piden la aprobación para todo. Se sienten menos seguros, ya que su auto-estima sufre un bajón. Esto también puede perjudicar su rendimiento escolar. Al niño le cuesta concentrarse y la falta de seguridad en sí mismo disminuye su motivación. De allí puede desarrollarse el miedo al fracaso. En casa pueden darse los mismos conflictos, como mencionados en la franja de edad anterior: miedos generalizados, un retroceso en su desarrollo, problemas de sueño, tartamudeo, conductas problemáticas, como desobediencia, acaparar la atención, llanto excesivo y agresividad. Por lo tanto, pueden darse problemas en las tres áreas conjuntamente o en una de ellas. Los problemas suelen ser temporales y duran unos pocos meses hasta medio año. No obstante, si no es así y los problemas aumentan o se agravan, es importante buscar ayuda de un psicólogo infantil.

9-12 años

El impacto de la separación también es grande a esta edad. Hace tambalear toda su seguridad. ¿Quién cuidará de mí? ¿A dónde iré a vivir? ¿Tendré que ir a otro colegio? El niño pierde la sólida base de su existencia y la continuidad que hasta ahora era lo normal en su vida. No obstante, a esta edad el niño dispone de más recursos para dirigirse él mismo a personas de referencia, cuando le hace falta, como ir a hablar con su abuela, una tía o su profesora. También entiende mejor el concepto de una ruptura, ya que conoce el ciclo vital del ser humano (nacer, crecer, enamorarse, casarse, desenamorarse, encontrar otra pareja, etc.), a diferencia de niños más pequeños. No obstante, el niño en esta fase siente igualmente tristeza, enfado y frustración por la ruptura y por cómo este hecho le cambiará la vida. También es consciente de que si el progenitor que se fue de casa, cumple o no el régimen de las visitas. Sufre cuando no es así. Los niños de esta edad echan mucho en falta al padre que no vive con ellos, sobre todo si es del mismo sexo. Corren más riesgo de que sean utilizados como confidentes por los padres que siguen enfadados con su ex-pareja, algo que se debe evitar, ya que no es un papel que corresponde a un hijo.

Para los niños de este grupo de edad los modelos de rol son importantes. Tanto el niño como la niña necesita relacionarse con el papá y la mamá, ya que de ambos cada uno aprende los roles sociales y habilidades como compartir, liderar, hacer amigos, solucionar problemas y adoptar una actitud serena y positiva.

La separación de los padres puede acarrear problemas en las tres áreas, antes mencionadas. Pueden darse reacciones como abatimiento, tristeza y depresión, falta (o exceso) de apetito, agresividad y conductas anti-sociales, como hurtos, mentiras, violencia, vandalismo o hacer novillos. También a veces se presentan trastornos psicosomáticos (dolores con un origen emocional, como dolor de cabeza, tripa, espalda) y un bajón en los resultados escolares.

12-18 años

Es la fase de la búsqueda de la propia identidad y de la independencia de los padres. Como ya vimos en el anterior artículo (¿Cómo comunicar la separación a los hijos?), no es una etapa muy buena para el divorcio, visto desde el ángulo del hijo. Los típicos problemas de la adolescencia, como rebeldía, soledad, desobediencia, la búsqueda de límites (tanto los paternos como los relacionados con sustancias nocivas, como el alcohol, tabaco y drogas), pueden agravarse. Al mismo tiempo para los padres es difícil distinguir si estas conductas son una reacción a la situación familiar o algo ‘normal’ dentro del proceso madurativo. Por ejemplo ahora es normal que el hijo quiera pasar más tiempo con sus amigos que en casa. Pero esta necesidad no necesariamente tiene que ver con el divorcio. Es una parte normal de crecimiento y de la independencia del joven.

En este periodo aflora el interés por la sexualidad y las relaciones con el otro sexo. Viendo que los propios padres no logran ser felices ni fieles el uno al otro, el tema puede resultarle más complicado. El joven necesita información y unas conversaciones íntimas con uno de sus padres (o ambos).

Un riesgo a tener en cuenta es el fenómeno de la ‘parentificación’, sobre todo en relación con el hijo mayor y en familias con un único hijo. Consiste en que uno de los progenitores (normalmente el que se queda con los hijos) convierta el hijo en su confidente. Le hace partícipe de sus problemas personales y busca apoyo en él (o ella). Este hijo por un lado se siente feliz con la atención y, leal como es a sus padres, intenta cargar con esta posición privilegiada. Pero no es bueno para salud emocional y esa complicidad con el padre (o la madre) terminará siendo una losa. No se le permite ser niño o adolescente. A veces el hijo, por causa de esta posición, no comparte sus propios problemas con su progenitor, ya que ‘mamá ya tiene tantas preocupaciones, no le daré más disgustos’. Suelen ser los hijos que ya por sí son muy responsables, los que cargan con esta situación.

LAS CONDUCTAS MÁS FRECUENTES EN EL NIÑO TRAS UNA SEPARACIÓN

EN LAS DISTINTAS ÁREAS:

SEGURIDAD EMOCIONAL

• No quiere estar solo y se muestra más ansioso a la hora de separarse de sus padres

• Necesita de nuevo dormir acompañado

• Busca seguridad y cobijo fuera de la familia, como por ejemplo en la maestra, la abuela.

CONDUCTAS:

• Es más agresivo y más celoso

• Está triste, apático y apenas juega

• Llora por nimiedades

• Está más inquieto e intranquilo

• Llama mucho la atención, hace payasadas

• Se retrae, se aísla y es menos comunicativo

• Roba dinero y miente

RETROCESOS EN EL DESARROLLO

• Vuelve a hacerse pis; recurre a las rabietas para conseguir algo; se muestra pendiente del chupete, biberón o su mascota; vuelve a pedir ayuda para habilidades que ya dominaba, como comer solo, vestirse, los deberes, etc.

• Habla con menos fluidez, tartamudea

• Se da un cambio en sus juegos y actividades

COMPORTAMIENTO EN EL COLEGIO

• Se enzarza en peleas

• Está menos motivado

• Tiene problemas concentración

• Saca peores notas y su rendimiento académico sufre una caída

• Habla mucho y le cuesta atender

PROBLEMAS PSICOSOMÁTICOS

• Sufre dolor de cabeza, de tripa o espalda o vómitos.

• Cae enfermo más a menudo (disminución del sistema inmunológico).

•tSufre una pérdida o exceso de apetito

• Tiene trastornos del sueño (pesadillas, sueño intranquilo, llanto durante el sueño, etc.).

PAUTAS QUE AYUDAN A LOS HIJOS:

• En el periodo justo después del divorcio los niños están muy alerta a cualquier señal de vida del progenitor que se fue de casa. Necesitan cerciorarse de que él no deja de importarle a su padre. Así que cualquier señal o contacto, como una visita, una llamada o un sms es importante, ya que asegura la continuidad del apoyo paterno que tanto necesita.

• Los hijos necesitan poder relacionarse con total libertad con ambos padres. Esto ayuda a que entiendan que la reconciliación no será posible y también les permite hablar en casa de uno sobre cómo le fue la visita en casa del otro. Si percibe que ambos padres le desean lo mejor, sin culparse mutuamente de la separación, el niño vive mejor el trasiego de una casa a otra.

• Hay que evitar caer en una disyuntiva en cuanto a roles: en casa de mamá la vida se rige por orden y disciplina; en casa de papá la vida es juego y diversión. No debe haber un progenitor que proporcione actividades lúdicas, mientras que el otro se encarga de los deberes y las obligaciones. Ambos deben tener una implicación por partes iguales en lo que la tarea educativa se refiere.

• Los niños se sienten más felices si los padres no huyen del contacto con el ex. Si en los momentos de recoger o llevar al niño hay algo de comunicación entre los dos, el niño no vive en un mundo totalmente escindido.

Este artículo fue escrito especialmente para esta Web: coksfeenstra.info

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