Los roles que los gemelos van adoptando en las diferentes etapas de su vida, pueden volverse inflexibles. No es bueno para ninguno de los dos.
Los gemelos suelen buscar la armonía en su relación, porque no se sienten bien consigo mismo cuando hay peleas y roces. “Estar enfadado con mi hermano gemelo, es como estar mal conmigo mismo”, resume Ramón. Por tanto, uno cede y no protesta cuando el otro hace algo que en realidad le molesta. Los sentimientos negativos los guardan para sí mismos, de este modo su relación no corre peligro.
Incluso bajo una conducta, aparentemente positiva, puede esconderse una emoción totalmente contraria. Por ejemplo, una rivalidad puede camuflarse mediante una conducta benévola, la del ‘entrega altruista’. Está ocurriendo entre Ramón y su hermano gemelo Bartolomeo, gemelos monozigóticos (idénticos) de 34 años. Llevan juntos una empresa. Bartolomeo es, a todas luces, el jefe. Ramón intenta contentar a su hermano al máximo, mientras en su interior siente una gran rivalidad y frustración. Un día no puede más y decide salir de la empresa hasta el gran desconcierto de su hermano. Este pensaba que le estaba ayudando a su hermano por tenerlo en ‘su’ empresa y no entiende lo que está ocurriendo.
Alinda y Vega, 38 años, viven juntas y no se atreven a ir a vivir con sus novios, porque temen la separación entre ellas. Están atrapadas en una dependencia simbiótica.
Curiosamente y al contrario de lo que se puede pensar, los gemelos no suelen ser muy dados a hablar sobre sus emociones en cuanto a su relación gemelar. Este sutil entendimiento que comparten, sin apenas necesitar palabras, crea en realidad una dificultad para hablar desde el ‘yo propio’. Por ello no aprenden a verbalizar sus emociones. Pero en el contacto con otras personas necesitan palabras para poder expresar lo que sienten. Como decía la amiga de una gemela: “Explícame lo que sientes. No soy adivina. Tendrás que hablarme”.
Las emociones no expresadas producen distanciamiento entre ellos y les dificulta el autoconocimiento. Las emociones no expresadas al final pueden llegar a ser ignoradas y no reconocidas. Se quedan estancadas a un nivel inmaduro al no ser ni vividas ni asimiladas. Incluso ocurre que se las reparten entre los dos: si tú expresas tu enfado, ya no tengo que hacerlo yo. O se le atribuyen al otro. Tú eres el que siempre se enfada, yo no. Toda esta dinámica les dificulta la maduración.
Los roles establecidos entre ellos forman un patrón que imitan en otras relaciones. Nayra que siempre fue la gemela sumisa, adopta la misma actitud en su relación como esposa.
«Siempre cedé a mi hermana, porque no toleraba los roces. Con mi marido hice lo mismo, hasta que un día él me abrió los ojos. Decidí buscar ayuda, porque sentía mucha confusión. No me conocía bien a mí misma. Estuve un tiempo sin hablar con mi hermana, pero gracias a la terapia nuestra relación ahora está mucho más equilibrada”.
Las gemelas monozigóticas Nancy y Janna Sipes dan buenos consejos en su libro ‘Dancing naked in front of the fridge’:
- Hablar sobre la relación, no superficial sino profundamente.
- Analizar los roles en la relación. ¿Cómo eran estos roles en la infancia? Compruebe si aún siguen siendo adecuados o necesitan un reajuste.
- Expresar viejos conflictos y roces. Desahogue las emociones que los acompañan, perdone al otro y suéltelos.
- Poner límites:
- ¿Hasta qué punto está permitido darse consejos mutuamente?
- ¿Qué es lo que cada uno quiere del otro? Exprese individualmente los deseos y las necesidades, hasta incluso las veces que se reunirán para verse.
- Analizar la dependencia mutua. ¿Uno es más dependiente que el otro? Exprese los sentimientos que esta dependencia crea en cada uno.
- ¿Uno se siente limitado, agobiado o presionado por el otro? Exprese la necesidad de sentirse libre y autónomo.
- ¿Hay momentos en que le apetece a uno (o los dos) irse corriendo, aunque la lealtad lo impida? Es importante hablar de ello.
- Alternar los roles para descubrir cómo cada uno se siente.
Un gemelo me dijo una vez: “Soy como dos personas. Con mi hermano gemelo me siento de una manera, cuando estoy con otras personas, me siento diferente y me comporto de otro modo. A mi hermano le pasa lo mismo. Juntos formamos cuatro personas. La clave está en sentirse solo dos, quiere decir ser nosotros mismos, dentro y fuera de nuestra relación gemelar”.
Este es un proceso continuo que tomará diferentes formas en cada etapa de su vida.
No es infrecuente que los gemelos, entre los 20 y 30 años, encuentren dificultades en su proceso de autorrealización. Hay deseos contrapuestos, como la autonomía por un lado y la simbiosis por otro. Es la etapa en la que cada uno busca su vocación, su pareja sentimental, su lugar de vivir y amistades. Los gemelos, como grupo, no necesitan con más frecuencia terapia que otras personas, pero si la necesitan, los problemas están, en la mayoría de los casos, relacionados con temas como la búsqueda de la propia identidad, el vínculo con el co-twin, el miedo de sentirse solo, la necesidad del otro y la dependencia. Hoy en día es posible encontrar terapia para resolver conflictos con terapeutas, especializadas en gemelos. Muchas veces son gemelos ellos mismos y por tanto, son los que realmente desde dentro pueden entender la dinámica de una relación gemelar