EL DESARROLLO DE LA SEXUALIDAD EN EL NIÑO

Coks Feenstra · Psicóloga Infantil

20 de mayo de 2016

EL DESARROLLO DE LA SEXUALIDAD EN EL NIÑO

La sexualidad está presente en el niño desde su nacimiento, pero a un nivel y con un significado distinto al nuestro. Te explicaré cómo se va desarrollando en las diversas etapas de su vida.

Sigmund Freud era el primero que entendió que la sexualidad no surge de repente en la adolescencia, sino que es una emoción presente desde el nacimiento. No obstante, la forma en la que el adulto y el niño la viven, es diferente, aunque la finalidad es la misma: la búsqueda del placer corporal mediante las caricias. Mientras en el bebé todo el cuerpo es muy sensible al tacto sin preferencias por algunas zonas específicas, en el adulto hay zonas erógenas, especialmente sensibles al placer sexual. También entran en ella otros motivos, como el deseo de posesión y el enamoramiento. Para el niño pequeño se trata de las sensaciones de bienestar corporal que siente al ser cogido en brazos, acariciado y mecido. Y éstas condicionan el disfrute del contacto físico con otra persona en la edad adulta.

Veamos por qué fases pasa el niño como preludio a la sexualidad adulta.

0 – 2 años

Para el bebé los cuidados que le dispensa su mamá (o el papá) y sobre todo las tomas son los momentos del mayor contacto corporal con ella/él y de mayor disfrute. Siente placer succionando el pezón (o tetina) estrechado entre sus brazos. Percibe cómo le toca suavemente su mejilla, cómo le cubre de besos, cómo lo lava y seca con cuidado y cómo le aprieta con ternura contra su pecho. A diario vive un total de sensaciones corporales muy placenteras gracias a sus papás. No hay indicios de que para el bebé las caricias de su zona genital sean más placenteras que las de otras zonas. Las zonas llamadas erógenas se desarrollan más tarde gracias a la maduración de los nervios implicados en ello. Todo el cuerpo del bebé está muy sensible al tacto, ya que es el sentido más desarrollado al nacer. Como la mayoría de las sensaciones placenteras transcurren en torno a la zona de la boca (las tomas), ésta se vuelve cada vez más sensible y se convierte en la fuente de mayor placer corporal. Por ello a parte de las tomas el bebé busca el placer en el chupete, en su dedo o una mantita durante esta fase llamada oral. Este gozo corporal en un estrecho vínculo con su mamá (y papá) pone la base para que de mayor sea capaz de disfrutar de una relación sexual adulta.

En torno a los 12 meses el niño descubre sus genitales, como antes descubría sus manos y pies. Y los toca como el mismo gozo como lo hacía con las otras partes de su cuerpo. Así la niña cuando está desnuda, acaricia su vagina y mete sus deditos dentro, tal como lo hace con sus orejas u orificios de su nariz. Se trata de una exploración infantil basada en la curiosidad y no hay que valorarlo como un acto sexual. Es cierto que tanto ella como él, tocándose los órganos sexuales, sienten placer. Es comparable con lo que siente al chuparse el dedo o succionar el pezón y no hay una finalidad sexual. El niño se toca y se mira el cuerpo estando delante de un espejo; es un paso natural en su crecimiento. El niño puede tener erecciones regulares y su primera respuesta no es tanto de placer, sino de sorpresa, interés y a veces miedo (¿por qué ahora es tan grande?).

A esta edad le encanta correr desnudo por casa; la desnudez es lo más natural para él que además le permite mayor libertad de movimiento. Los adultos lo asocian con la sexualidad, pero para el niño no existe esta relación.

¿CÓMO ACTUAR?

 Disfruta plenamente y sin restricciones del contacto corporal con tu bebé. Para él es saludable estar en contacto directo con sus papás, de piel a piel. Como el sentido del tacto está muy desarrollado, disfruta mucho de sentiros cerca y esto favorece su desarrollo psíquico, emocional y sensorial. Tomar un baño juntos, darle masajes y lavarle todo su cuerpo incluyendo las partes íntimas sin tener miedo son acciones muy beneficiosas para él.

 No le critiques por tocarse sus órganos sexuales. Comentarios como ‘no hagas esto’ o ‘se te caerá la colita’ hacen que aprenda a considerar sus partes íntimas como una zona prohibida, lo cual puede perjudicar su vida sexual de adulto.

 Enséñale los nombres de todas las partes de su cuerpo (brazo, nariz, colita). Esto le facilitará más adelante conocer su sexo.

2 – 4 años

Ahora el niño toma conciencia de si es un niño o una niña, pero todavía no entiende el estadio definitivo de su sexo. Piensa que algún día puede cambiarse. Siente interés y orgullo por su cuerpo que explora mirándolo y tocándolo. Así va adquiriendo una noción de la integridad de su cuerpo. El niño al ver la diferencia con la niña puede coger miedo a perder su colita como le pasó a la niña; y ella puede sentirse defraudada por no tener un órgano ostensible como él y pensar que ya se le crecerá.

Dada su recién adquirida capacidad para clasificar (sabe lo que son los animales, plantas, etc.) también distingue entre las personas: unas con y otras sin colita. Hay pequeños que se pasan el día comentando este detalle de cada persona que ven en voz alta ¡hasta el desconcierto de sus papás! Les gusta poner orden en las cosas y además, les intriga esta diferencia entre las personas. Por esto preguntan: ‘Y el abuelito ¿también tiene colita?’

También se fijan en las diferencias entre su cuerpo y el de sus papás. ¿Por qué no tengo pechos yo? O ¿Por qué tu pene es grande con pelo y el mío no? Es probable que en el baño con sus papás toquen sus partes íntimas como modo de averiguar cómo son. Como el niño siente interés por todo lo que le rodea ¿cómo no va a tenerlo por los órganos sexuales? Para él tiene la misma relevancia y como aún no conoce el pudor (llegará en torno a los 5 – 6 años) hace las preguntas más comprometidas en los momentos más inoportunos.

La masturbación es algo normal y corriente a esta edad, que en algunos pequeños se convierte en un hábito obsesivo. En este caso hay que averiguar qué tensiones están en juego (puede incluso deberse a abusos sexuales), poner remedios o, incluso, recurrir a un psicólogo infantil.

En esta fase el pequeño aprende a utilizar el orinal y a controlar sus necesidades corporales. Por ello utiliza a menudo las palabras caca, pipi, culo como modo de expresar el esfuerzo que supone adquirir este aprendizaje. En ello también vive nuevas sensaciones corporales agradables, como defecar, dejar escapar el pipi, etc. Según Freud ahora el niño vive principalmente sensaciones agradables en torno al ano (la llamada fase anal), tanto en la liberación como en la retención de sus necesidades. Las sensaciones en torno a la boca pierden algo de su importancia (por ello ahora el niño puede aprender a prescindir del chupete o pulgar).

El dominio del niño sobre su propio cuerpo aumenta igual como su interés por otros niños. Se fija en que niños y niñas hacen pis de modo distinto y ellas intentan hacerlo como ellos. Se comparan y se tocan. Es normal y hay que vigilar que no se hagan daño.

¿CÓMO ACTUAR?

 Si tu hijo te toca las partes íntimas, es bueno explicarle que esto es algo muy personal que prefieres que no haga. Y lo mismo cuando él te pide que le toques su zona genital. Así le marcas los límites de la intimidad física de cada persona. También puedes explicarle que los suyos también son exclusivamente de él. Nadie menos él y vosotros durante el baño los debe tocar. Es una lección importante que puede ayudar a prevenir los abusos sexuales.

 Es frecuente que el niño se acaricie sus órganos sexuales; conoce ya la sensación agradable que le produce que alguno describe como ‘cosquillas’. El niño no siente pudor, por lo que lo hace tanto en casa como en público. Transmítele que no hay nada malo en su comportamiento. Puedes decirle algo como ‘Entiendo que te guste. Lo es así para todos los niños (niñas) que luego se convierten en papás (mamás)’. Así le autorizas a reconocerse como niño o niña y no como un ser sin sexo. También le reconforta por las nuevas sensaciones que está descubriendo. Pero explícale al mismo tiempo que ciertos comportamientos, como tocarse, solo los hacemos en casa y no delante de otras personas. Algunos niños lo hacen en momentos puntuales, como antes de dormir, que les sirve para relajarse. Suele ser algo pasajero y una descarga de tensiones. Si es algo muy repetitivo y obsesivo, conviene acudir a un psicólogo infantil.

 En cuanto a la desnudez ante tus hijos conviene adoptar la postura que más os guste a vosotros. No hay motivo para taparse delante de los hijos y evitar la desnudez casual cuando tomáis un baño u os cambiáis. La ventaja es que el niño de este modo aprenda espontáneamente las diferencias entre los sexos. No obstante, es importante que estéis cómodos: para unos padres puede ser lo más natural seguir bañándose con sus hijos y no cerrar las puertas a la hora de cambiarse, pero otros prefieren ponerse un albornoz y guardar su intimidad. Cada familia debe actuar del modo que les resulte más cómodo, porque esto es lo que percibe el niño.

4 – 6 años

Ahora el pequeño siente gran curiosidad por la diferencia entre niños y niñas. Podemos observar en algunos un cierto ‘exhibicionismo’ puro y natural: les gusta mirarse y nombrar las diferencias entre él y su hermana (o prima) o entre papá y mamá. Ahora se produce el paso de explorar los propios genitales a los de otro niño. Por ello los juegos sexuales son tan comunes a esta edad.

También siente gran interés por el tema de los bebés: ¿de dónde vienen y cómo salen? Ahora es un gran observador y cuando ve a la mamá embarazada (u otra mujer) crea sus propias teorías y formula preguntas con naturalidad. Como ‘¿de qué manera entró allí’, ¿’qué come’? O ¿’me ve a mí’?). Es el momento idóneo para explicarle ciertas cosas, ateniéndote a sus preguntas y mirar libros con él. Si vuestro hijo es adoptado, es buen momento para contárselo en caso de que aún no lo sepa. Y si fue uno de un parto gemelar, pero su hermanito murió, también es importante contárselo, ya que los recuerdos a la vida prenatal persisten y pueden confundirle en la búsqueda de su ‘yo’.

También es la fase de decir palabrotas y nombrar de forma grosera los órganos sexuales. Esto indica que el tema le fascina e intriga; todavía no tiene todos los conceptos asimilados. En cuanto los elabore mentalmente – entre los 6-7 años- dejará de decir esas palabras y el tema perderá su encanto.

Hay otros cambios en el niño y la niña: el niño se enamora profundamente de su mamá y ve a su padre como rival; compite con él por la atención materna. Son frecuentes los comentarios como ‘vete papá’ o ‘me casaré con mamá’. El proceso, llamado el ‘Complejo de Edipo’ dura hasta que se dé cuenta de que no puede intrometerse entre la relación de sus papás y que él ocupa el sitio de hijo (entre 5-6 años). Capitula e intenta parecerse al máximo al papá porque sabe que a la mamá le gusta un hombre así. Desde este momento el papá se vuelve muy importante para él, desea hacer las cosas como él y ganarse su aprobación (‘mira papá, lo que sé hacer’).

La niña pasa por un proceso parecido: se enamora del papá y quiere casarse con él, llamado el ‘Complejo de Electra’. Cuando se da cuenta de que es imposible, se esfuerza por parecerse a la mamá, se vuelve coqueta para captar así la aprobación de su papá. En ambos tiene lugar la identificación con el progenitor del mismo sexo, lo cual conduce al desarrollo de la identidad sexual.

¿CÓMO ACTUAR?

 En cuanto a los juegos sexuales, lo mejor es no regañarles sino hablar con ellos. Haz una distinción entre ‘yo’ y ‘los otros’: está bien tocarse uno mismo, pero no tocar a otros, ya que esto es algo que sólo hacen los adultos. Está bien poner límites a la exploración infantil porque en estos juegos muchas veces uno domina al otro y los dos se encuentran en una situación que les desborda. Es posible que tu hijo pregunte: ‘¿Por qué mamá? No hacemos nada malo y nos lo estamos pasando bien’. En realidad cuando no se hacen daño entre sí y no hay un desequilibrio de poder, es cierto que estos juegos son inocentes. Así que cuando se trata de una interacción corta, por ejemplo durante el baño cuando los hermanos se tocan y miran sus genitales, no hay motivo para impedírselo. Pero si se trata de un juego a escondidas en su cuarto, la situación es distinta y puede causarles sentimientos de culpabilidad; saben que están haciendo algo que sólo pertenece a los mayores. Proponles alguna actividad o llévalos al parque, procurando no transmitirles una sensación de pecado (casi todos los niños juegan alguna vez a este tipo de actividades).

 Si observas en tu hijo mucha curiosidad por las diferencias entre niños y niñas (puede ser el motivo que le lleve a los juegos antes mencionados), lee con él libros que demuestren la anatomía humana. O cómprale una muñeca anatómica.

 Contesta con naturalidad a sus preguntas sobre los bebés. Aquí también los libros son una buena ayuda. Limítate a contestar lo que te pregunte; así evitas contarle cosas para las que aún no esté preparado. Es probable que aún no se interese por saber cómo llegó este bebé al vientre. Sus conocimientos se profundizarán con la edad.

 La fase edípica en la que el niño se enamora del progenitor del otro sexo, no siempre es agradable; algunos niños se muestran hostiles con el papá o, en caso de las niñas, con la mamá. Sin criticarle mucho es importante dejarle claro que papá y mamá son un dúo y que él ocupa el lugar de hijo. Le puedes decir algo como ‘Sé que me quieres mucho y yo también te quiero mucho. Pero ya estoy casada con papá y tú algún día te casarás con otra mujer’. No hay que cederle el sitio del papá. En el fondo él os quiere tener como papás y se siente reconfortado al notar que sus fantasías no tiene cabida. Con la niña hay que actuar del mismo modo. El papá le puede decir: ‘Eres mi hija preferida y la niña más guapa del mundo’. Así no hiere sus sentimientos. Y sus elogios le refuerzan en su identidad femenina.

EL DESPERTAR SEXUAL ES DISTINTO PARA CADA NIÑO

Algunos niños sienten más curiosidad que otros por su propio cuerpo y sus genitales. Unos parecen no darse cuenta de tener unos genitales ni hacen preguntas sobre esta parte de su cuerpo. Otros desde los dos años se miran en el espejo desnudos y se inclinan para ver mejor cómo está formada esta parte llamada vagina. O están encantados con su colita y más cuando está en erección; corren por la casa para ver cómo se mueve. Todo es posible y completamente normal.

Coks Feenstra, psicóloga infantil

Comparte este artículo si te ha gustado
Facebook
Twitter
Email
WhatsApp