22 de mayo de 2010

En primer lugar quisiera felicitarla por su libro “El niño superdotado” ya que el motivo de mi consulta está relacionado con ese tema. Tengo un hijo de tres años que ha sido siempre muy alegre, despierto y curioso. Familiares, amigos, conocidos y también desconocidos le han considerado a menudo como un niño muy inteligente y algo “especial”. Ni a mi marido ni a mi se nos había ocurrido pensar que pudiese tener altas capacidades hasta que escribí al consultorio de una conocida revista de padres cuando tenía algo menos de dos años y medio. Lo hice pidiendo orientación porque me sentía desbordada ante el bombardeo de preguntas constantes a las que el niño me sometía y ante su exigencia de atención y conversación continua. Desde allí me sugirieron que podía tratarse de un niño con altas capacidades y me aconsejaron que a los tres o cuatro años le viesen en algún centro especializado y le hiciesen las pruebas pertinentes para determinar si era así o no. Por ello leí su libro. Veo reflejado a mi hijo en muchas de las características que se describen como propias de los niños superdotados, pero también hay otras que considero que no comparte en absoluto. Ha sido siempre un niño muy absorbente e incansable, agotador para nosotros, siempre buscando atención, estímulos y sobretodo comunicación. Empezó a decir algunas palabras poco antes del año. Yo las iba anotando en una libreta para guardarlo como recuerdo. Hacia los catorce meses perdí la cuenta porque las aprendía a un ritmo muy rápido. Antes de los dieciocho meses podías conversar con él, tanto en castellano (lengua de su padre) como en valenciano (la que hablo yo) y decía el nombre y el parentesco de toda la familia (tío Paco, abuelo Pepe…) cuando le mostrábamos las fotos de cada uno.
A los dieciocho meses aprendió los colores. Manifestó interés por el tema y en una semana o dos los conocía todos.
Hacia los dos años elaboraba ya frases largas y complejas, manejando tiempos verbales, plurales, artículos….además de un vocabulario muy amplio, con palabras inusuales en niños de su edad. A los dos años y medio empezó a ir a la escuela infantil y su educadora se sorprendió mucho al oírle hablar. Me dijo que nunca había tenido ningún niño que hablase tan bien. En la última evaluación trimestral han anotado que “destaca sobre toda la clase en vocabulario, léxico, inteligencia e imaginación” y también en carácter fuerte, cosa que sus padres sabemos muy bien.
Se interesó por los puzzles el verano pasado, con 27 o 28 meses y en pocos días pasó de los de seis piezas a los de cuarenta y ocho. Sin embargo, después perdió el interés y ya no ha vuelto a hacerlos.
Es un niño muy creativo e imaginativo. Cuando juega siempre habla solo, inventa historias, personajes… y pone toda su atención cuando algo le interesa. También es muy sensible a nuestros estados de ánimo y humor, cosa que me preocupaba y que me ha sorprendido ver en su libro como una característica del niño superdotado. Le gusta estar con adultos y con niños mayores porque con los de su edad no puede conversar mucho, le gustan los libros (observa las imágenes detenidamente y hace preguntas sobre ellas). La verdad es que se pasa el día hablando y preguntando y eso nos agota.
No obstante hay otros aspectos que me hacen dudar, como su desarrollo motor. Nunca ha destacado en ese aspecto, más bien al contrario, es un niño bastante patoso a nivel motriz. Si bien empezó a andar a los catorce meses (entiendo que ni pronto ni tarde) comparándolo con otros niños de su edad veo que no es precisamente ágil ni avanzado en ese sentido. También su relativa falta de interés por algunos temas “académicos” como las letras o los números. Parece que es ahora cuando le empiezan a interesar., pero sin la facilidad que ha mostrado para aprender otras cosas como el vocabulario. Ante eso, ¿cree que es conveniente hacerle las pruebas? Le agradezco de antemano su atención. Atentamente,
Rosanna

Querida Rosanna:
Creo que sí es conveniente hacerle estas pruebas, aunque tampoco es algo que ahora urge mucho. Puedes esperar aún un tiempo, ya que por lo visto tu hijo está contento en su colegio y no hay señales de que se aburra. La ventaja de un posible diagnóstico como ‘niño superdotado’ es que os ayudará a entender mejor sus necesidades intelectuales y emocionales. El hecho de que él no destaque en algunas áreas no es señal de que no lo sea. Ten en cuenta que cada niño, también los con altas capacidades, es distinto. Es indudable que tu hijo muestre unas capacidades que muy bien podrán ser indicio de altas capacidades o unos talentos especiales. No lo dudo. Así que sí opta algún día por hacerle el diagnóstico. Me gustaría mucho que me sigas informando.
Un saludo afectuoso
Coks Feenstra

Comparte este artículo si te ha gustado
Facebook
Twitter
Email
WhatsApp