¿CÓMO CONSEGUIR QUE NUESTROS HIJOS SE SIENTAN PROTEGIDOS?

Coks Feenstra · Psicóloga Infantil

21 de septiembre de 2007

¿CÓMO CONSEGUIR QUE NUESTROS HIJOS SE SIENTAN PROTEGIDOS?

¿Cómo podemos ofrecer a nuestros hijos una sensación de seguridad cuando en el mundo en el que vivimos existen riesgos, como el terrorismo, las desapariciones de niños, la violencia de género etc.? ¿Cómo evitamos que esto afecte a su sensación de seguridad? ¿Debemos protegerles de estas noticias? Y ¿qué les decimos al respecto?

Debido a los medios de comunicación los niños de hoy en día se enteran de cuanto acontece en el mundo. Sucesos, como el atentado del 11 M, las guerras, los catástrofes naturales o desapariciones de niños llegan a nuestros hogares con toda su vehemencia. En la mayoría de los hogares los niños aún están despiertos cuando se emiten las noticias del telediario. Esto hace inevitable que los niños vean escenas como emigrantes ahogados en el mar, violencias de guerras y otras. Y esto influye en el estado psíquico del niño. Los estudios americanos pusieron de relieve que muchos niños, tras el 11 S, sufrieron trastornos del sueño. Aquí se notó en el seno familiar y en las aulas una gran inquietud de los niños que una y otra vez hicieron preguntas sobre lo ocurrido. Y ahora tras la desaparición de Madeleine hay niños que por la noche tienen miedo a irse a dormir.

CONTESTAR SUS PREGUNTAS

Cuando el niño hace este tipo de preguntas (¿Qué es el terrorismo?, ¿Por qué los aviones chocaron contra las torres? o ¿Dónde está ahora esta niña o este niño?), lo mejor es contarle la verdad. Intentar esconderle la realidad (‘sólo es una película’ o ‘no pasa nada’), le confundirá, ya que el niño capta, por el ambiente y las conversaciones entre adultos, que algo está ocurriendo. Si le dejamos en la inseguridad, sus miedos aumentan: sabe que algo está pasando e intenta buscar una explicación. Por ello recurre a su propia fantasía y se imagina cosas que muchas veces le causan más miedo que oír la verdad. Hasta más o menos los seis años el niño no distingue bien la realidad de la fantasía y por ello sus imaginaciones llegan muy lejos. Por lo tanto es mejor decir lo que está ocurriendo, pero en palabras sencillas y sin entrar en detalles. Lo más adecuado es atenerte a sus preguntas. Muchas veces el niño sólo pregunta algo concreto (pej. ¿el abuelo no volverá?) y es suficiente contestarle esa pregunta. Probablemente por el momento se conforma con tu respuesta, aunque volverá, al cabo de unos días, sobre el tema, pues el niño asimila la información poco a poco. Debes tener en cuenta que el niño hasta los seis años no entiende conceptos como el terrorismo o la muerte. Por ejemplo no entiende el estado definitivo de lo último. Por ello Javier, de cuatro años, pregunta a su madre, un mes tras el entierro de su abuelo: ‘¿Todavía no vuelve el abuelo?’. Esta pregunta es lógica y conforme el pensamiento del niño. Lo vemos en su juego, cuando juega a guerras: ‘Ahora me matas a mí y luego yo a ti’.

¿CÓMO LE AFECTA?

Este tipo de sucesos afectan seriamente el bienestar del niño. Los estudios americanos lo demuestran. Por ello, aunque no debemos esconder el hecho en sí (el atentado), sí debemos procurar que no se entere de todas sus consecuencias (niños muertos o huérfanos) e implicaciones (una posible guerra). El niño necesita tener una base de seguridad y la confianza de que los adultos le protegen y velan sobre él. Por ello podemos decirle que la mayoría de las personas es buena y no quiere guerra y que hay muchos que luchan para que estos sucesos no vuelvan a repetirse. Podemos mostrarle nuestra indignación y dolor. Hablarle en términos de lo que es mal y bien, le ayuda, ya que pone las cosas en su sitio y además, es un concepto que él entiende y maneja (sólo a partir de los 10 años será capaz de ver los matices). Por lo tanto háblale de la Guardia Civil, la Policía, los bomberos y las ONG. Al mismo tiempo es importante decirle que en casa estará bien y seguro, ya que vosotros haréis todo lo posible (y más) para protegerle. A mayor edad entenderá que incluso vosotros, como todos los seres humanos sois vulnerables, ya que no existen seguridades en la vida, pero de momento es importante que confíe en vuestra capacidad de protegerle.

Me contó una madre de dos hijos pequeños: ‘Cuando ocurrió lo del 11 M, me asusté muchísimo. No me creía lo que viera en la tele. Pero al mismo tiempo me invadió una necesidad imperiosa de tenerlo todo bien y armonioso en mi casa y crear un ambiente cálido para mis hijos. Creo que para contrarrestar esa sensación de inseguridad, hice lo contrario para que ellos se sintieran felices y seguros. Apagué la tele y me puse a hacer galletas con ellos. Pasábamos varias tardes muy felices y hogareñas’.

Fue una reacción positiva: la familia es el lugar donde el niño aprende a sentirse protegido y feliz. Con esta base (los primeros cinco años son los más importantes) está bien equipado para afrontar los contratiempos a mayor edad y luchar contra ellos. No podemos directamente influir en determinados sucesos, pero está en nuestras manos procurar que el ambiente en casa sea cálido y armónico. El núcleo familiar es durante la primera infancia el entorno que más influye en el bienestar del niño.

EMPLEA LA DIPLOMACIA:

 Es preferible tratar estos temas cuando sea el niño quien haga preguntas sobre ello. Así estás seguro de que está preparado para ello.

 Aténte a sus preguntas y no le des más información de lo que realmente pide. Así evitas que se asusta más de lo necesario.

 Procura no hablar de temas fuertes con tu pareja u otras personas en su presencia. Aunque esté jugando o viendo la tele, percibirá vuestra aprensión.

 Si algún suceso le asusta, necesitará hablar sobre ello una y otra vez. Es bueno pues así va superando el susto. Si, por el contrario, se retrae en sí mismo, duerme y come mal y llora más de lo normal y estas conductas no remiten en unas semanas, hay que buscar ayuda profesional.

¿CÓMO EXPLICAR LA MUERTE A UN NIÑO PEQUEÑO?

Todo niño se enfrenta en algún momento de su vida con la muerte. Hay que hablarle sobre este tema. Si se le esconden estos hechos (por ejemplo, un tío se ha muerto y no se le comunica al niño) aumenta el miedo. El niño intuye que hay algo, pero no sabe el qué. Si se expresa y se habla, disminuye el miedo. Por ello, cuando muere alguien de vuestro entorno o si pasas delante de un cementerio con tu hijo, no debes esquivar sus preguntas, sino explicarle lo ocurrido.

Hasta los seis años el niño no entiende el estado definitivo de la muerte; piensa que todo lo que se muere vuelve a existir, tal como muestra en sus juegos (“Tú estabas muerto, ¿vale? Y yo te tocaba, entonces vivías otra vez y yo me moría…..”). Contesta a sus preguntas lo más honestamente posible. Puedes explicarle, por ejemplo, que un animal muerto o una persona fallecida dejan de respirar, de comer, de sentir, y que este estado es la muerte. Pero evita compararlo con el sueño, pues es probable que le cause trastornos; no se atreverá a dormirse por miedo a no despertarse. Tampoco hay que compararla con un viaje largo, pues el niño aguardará la esperanza de volver a ver a la persona fallecida y puede sentir miedo a emprender viajes.

A partir de los seis años el niño puede asistir a un entierro, porque le ayudará a comprender dónde está la persona querida. Antes de esta edad, es preferible que no lo haga, pues las escenas de dolor pueden asustarle. No obstante, conviene visitar con él unos días después el cementerio.

Libros infantiles recomendados para leer con él:

‘Abuelo, ¿dónde estas?’ Ed. Everest + 3 años

‘Para siempre’ Timun Mas, + 3 años

‘Aldebarán’ La Galera, + 3 años

‘Cuando estoy triste’ San Pablo + 2 años

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