Los niños van a estar en casa. Y ellos, sobre todo cuando son pequeños, requieren mucha, mucha atención y vigilancia continua. Así que para muchos padres no son vacaciones en el sentido literal de la palabra. Aún me acuerdo de cuando los míos eran pequeños y también lo veo en casa de mi hijo, con dos niñas pequeñas.
Me gusta daros ánimos y subrayar algunas de las ventajas que este periodo, agotador y bello, os traerá, tanto a vosotros como a los niños.
• EL CONTACTO CON LA NATURALEZA
El ser humano necesita contacto con la naturaleza para sentirse bien y relajado. Nuestro sistema biológico no está preparado para vivir en grandes ciudades, rodeado de cemento, edificios altos, ruidos y aglomeraciones de gente. Estas situaciones van en contra de nuestras necesidades. Nos adaptamos a ello, pero pagamos un precio alto: estrés, enfermedades e infelicidad. Las vacaciones son una oportunidad para buscar la naturaleza y disfrutar de días al lado del mar, en los campos o bosques. Ir de acampada lleva implícito este contacto ya que es volver al modo de vivir de cuando aún éramos recolectores y cazadores. Así que, si os gusta, genial. Pero acampando o no, el contacto con la naturaleza en cualquier modo os traerá bienestar y relax.
• EL CONTACTO CON VUESTRO (S) HIJO (S)
Los niños aprenden quiénes son y cuáles son sus emociones gracias a la atención que reciben de vosotros, sus papás (y otros cuidadores). Vosotros, sin daros cuenta, imitáis sus expresiones emocionales y sus gestos; leéis sus miradas, seguís sus movimientos, sus balbuceos y palabras e intentáis entender qué es lo que vuestros hijos quieren. Esta atención es tan importante como la alimentación. Gracias a ella el niño empieza a conocerse y se vive a sí mismo como un ente entero, una totalidad. Aprende a conocer su ‘yo’, desde lo cual se conecta con su entorno. Este es un proceso bi-direccional: el bebé a sus 7 u 8 meses empieza a señalaros los objetos que le llaman la atención, como diciendo: ‘mira, mamá, mira papá’. Una señal de un desarrollo sano. Vosotros le respondéis. ‘A sí, cariño, ves un gato ¿verdad?’. Debido a nuestro ritmo de vida, en el día a día no disponéis de mucho tiempo para estar con vuestros retoños. Y debido ello hay prisas y múltiples tareas que cumplir. Esto hace que vuestro modo en el que os conectáis con el niño, suele ser un modo activo (en inglés: the doing mode). Con mensajes del tipo: ‘cariño, ven aquí, date prisa, nos vamos, venga, deja esto’.
Esto nos permite llevar el ritmo de vida que se nos exige y compaginar trabajo con hijos y tareas de casa. Pero es un modo en el que actuamos la mayor parte del tiempo con el piloto automático. Muchas veces nuestra atención se dispersa y hacemos las cosas, pensando en el siguiente paso. No prestamos atención real. Hay otro modo de actuar, en inglés ‘the being mode’. Es el modo de estar realmente en el momento y de vivirlo conscientemente. Es el modo natural de los niños. Están abiertos a sentir, vivir y explorar lo que surge. Por esto, cuando llevas a tu pequeño andando al cole, él se detiene en cada cosa interesante que ve, como un caracol o una flor. Las vacaciones son una oportunidad para practicar the being mode y dejar al máximo the doing mode.
Esto os ayudará a desacelerar y os traerá un gran bienestar. Estando con los hijos, viendo el mundo a través de sus ojos, os conectareis no solo con él, sino también con vosotros mismos y con el niño que lleváis dentro.
FELICES VACACIONES
Coks Feenstra