No hay indicios de que los gemelos lloran más. Al contrario, la compañía que se dan el uno al otro en parte ayuda a que sus llantos sean menores.
Los múltiples lloran por las mismas causas que el bebé que viene solo, como hambre, frío, sed, tristeza, incomodidad, cólicos, etc. Pero en su caso hay una causa de llanto especial que solo lo viven los padres de múltiples: lloran porque se echan de menos cuando están separados.
Los gemelos y los trillizos han compartido su vida intrauterina. Se han dormido acurrucados y al unísono, acoplando sus ritmos; han vivido juntos los vaivenes emocionales de su madre; han oído los latidos del corazón del hermanito y se han tocado mutuamente. Esto hace que su relación sea especial. Cuando nacen y duermen en sus respectivas cunas, es comprensible que les falte la presencia del otro. Tienen un recuerdo de su vida anterior y saben que estaban acompañados. Así que cuando lloran, puede ser una señal de que se sienten solos. Muchos padres notan que sus gemelos duermen mejor cuando les acuestan en una sola cuna. Dormir juntos les facilita la transición de la vida intrauterina a la vida exterior. Sobre todo en los primeros meses cuando los bebés apenas cambian su postura, el dormir juntos suele ser una experiencia beneficiosa, tanto para los bebés como para los padres. También los padres de trillizos pueden poner a sus bebés en una sola cuna. Cuando uno se despierta, no necesariamente el otro (u otros) se despierta. Muchas veces no ocurre, ya que están acostumbrados a su mutua compañía y ruidos.
El colecho de gemelos y trillizos en los primeros meses es una táctica que algunos pediatras desaconsejan, por temor a la muerte súbita. Pero no existe unanimidad sobre este tema, porque según afirma la antropóloga y experta en el tema del sueño infantil, Helen L. Ball, de la Universidad de Durham, Inglaterra, no es un riesgo, siempre y cuando se evite el sobre-calentamiento. Al estar juntos entran más fácilmente en calor y la sofocación es uno de los factores de riesgo en cuanto a la muerte súbita. Por tanto hay que evitar que estén demasiados abrigados. Tampoco hay que acostarles juntos en un moisés cuyo espacio es demasiado pequeño. Y a partir de los 4 meses, cuando empiezan a moverse más, conviene optar por cunas separadas.
EL ORDEN DEL CONSUELO
Volviendo al tema del llanto, muchos padres no saben cómo actuar cuando ambos bebés lloran. Sobre todo cuando el padre o la madre están solos, es difícil consolarles a ambos a la vez.
Unas pautas para cuando te encuentras en esta situación:
• Consuela primero al bebé que más proteste. Como tienen caracteres distintos, siempre habrá uno bebé que sea más paciente que el otro. Así, la tranquilidad volverá antes. No obstante, conviene hablar y mirar al otro a la vez, ya que así se siente también atendido. Si se trata de darles una toma, dale un chupete al bebé que tiene que esperar y siéntale en la hamaquita a tu lado. Tu presencia también supondrá un consuelo para él. Por lo general, los múltiples aprenden antes que otros niños a esperar su turno. Quizás te preocupe que siempre sea el mismo quien reciba primero tu atención, pero esto no tiene importancia: se trata de darle a cada uno lo que necesite. Es muy probable que estos patrones vayan alternándose con el tiempo, así que no te sientas mal por actuar de este modo. Las necesidades de cada bebé son distintas.
• Cuando lloran porque ambos tienen hambre, es conveniente darles la toma a la vez. Lo mismo cuando ambos necesitan ser mecidos. Hay una postura que te permite hacerlo: acomódate en el sofá o mecedora, coloca dos cojines debajo de tus antebrazos y otros dos en el regazo. Cada uno de los bebés descansa en el pliegue de tus codos, con las nalgas en tus manos y las piernas extendidas a lo largo de sus muslos. Es la llamada posición de acunamiento.
• Procura tener ayuda para los momentos en que suelen llorar ambos, como al atardecer o la entrada de la noche. Su llanto causa estrés en cualquier madre /padre, así que es mejor evitar esta situación. Además, los múltiples necesitan atención individual y con la menor demora posible. Si se les atiende rápidamente, sus llantos irán disminuyendo con el tiempo, mientras los bebés que no cuentan con esta atención, al año de edad lloran más. Esto es lo que los estudios nos indican. El bebé que al llorar recibe atención y mimos, vive el mundo como un lugar seguro. Y esto hace que con el tiempo llorará menos. Esto demuestra lo importante que es tener suficiente ayuda, sobre todo en el primer año.
¿SABÍAS QUÉ?
En otros tiempos se solía aconsejar a los padres no coger de inmediato al bebé cuando lloraba. Se pensaba que actuando así, se le mimaba demasiado. Afortunadamente hoy en día sabemos que cogerle y estrecharle contra nuestro pecho es justo lo que necesita. Le calma y le relaja. Cuando llora, el bebé segrega hormonas del estrés, el cortisol y la adrenalina. Para calmarse necesita la hormona del amor, la oxitocina. Y esto se libera cuando le tocas.
El cerebro del niño que recibe muchas caricias, forma más receptores de oxitocina lo cual en el futuro le hace más receptivo a los efectos positivos del contacto físico. Esto a su vez le ayuda a regular sus emociones. Este es un efecto ¡de por vida!
Acudir a su lado y cogerle también beneficia a sus papás. El llanto les causa un estado de intranquilidad. Al cogerle y escuchar esa voz interna que os empuja a estrecharle contra vuestro pecho, se libera en vosotros también la oxitocina. Estáis conectados emocional- y biológicamente.
Coks Feenstra
Más información: El Gran Libro de los Gemelos