Si estos comentarios te suenan, posiblemente tu hijo sea muy sensible, también llamado hipersensible.
No todos los niños nacen con el mismo nivel de sensibilidad. Un 15 a 20% tiene una sensibilidad muy alta lo cual hace que vivan las cosas más intensamente que otros niños. Por ello necesitan un tipo de educación un tanto diferente.
La alta sensibilidad es una variación normal dentro de la gama del temperamento humano. Tiene que ver con una mayor actividad en la parte derecha del cerebro, lo que conduce a una gran sensibilidad emocional y social. Desde su nacimiento este niño lo percibe todo con mayor nitidez (luz, ruido, tensiones, nuevos sabores). No le gustan los cambios, pero sí la rutina; la misma secuencia del baño, toma y dormir. Una gran afluencia de estímulos le desborda. Intenta esquivarlos por lo que a veces da la imagen de ser un niño tímido.
Demasiados estímulos le vuelven nervioso y sus reacciones pueden ser vehementes (llantos, rabietas etc.). Reflexiona más que otros niños sobre lo que vive y hace preguntas como ‘¿Por qué hay un vagabundo en la calle?’. Es capaz de intuir tu estado de ánimos antes de que te des cuenta (‘mamá, ¿estás triste?’). Es probable que llore viendo la película de Bambi, porque es muy empático o viendo fotos de sí mismo cuando era bebé.
Vive todas las emociones con mucha profundidad, tanto las negativas (dolor, rabia) como las positivas (la alegría, el amor). Es, en general, un niño inteligente, creativo, concienzudo, intuitivo y escrupuloso. Si no se siente entendido, puede volverse ansioso y depresivo. Pero con una educación cariñosa, es cooperativo y amable.
¿CUÁLES SON LAS DIFICULTADES MÁS LLAMATIVAS?
EL PRIMER AÑO
Cada cambio, sonidos estridentes, luces fuertes irritan los sensibles sentidos de este bebé. Y también las texturas contra su piel, diferencias de temperatura y sabores nuevos. La aparición de cólicos y eczemas no son infrecuentes en este pequeñín. Pero la característica más frecuente es que se trata de un bebé muy atento, que establece contacto visual antes que otros niños y que sigue con atención tus movimientos. Parece verlo todo. Pautas para el día a día:
. Si tu bebé llora mucho, puede ser debido a la sobre-estimulación. Reduce los sonidos, (la tele, la radio), limita el número de juguetes en su cuna y mantén su cuarto oscuro. Háblale en tono suave; así evitas que seas tú la fuente de sobre-estimulación. A la hora de jugar, estate atenta a sus señales: si gira la cabeza, indica que es hora de parar; está colmado de impresiones y necesita tranquilidad. Muchas veces observar es suficiente para él.
. Las visitas o salir con él a lugares concurridos fácilmente le alteran. LLora y quizás quiere ser llevado en brazos todo el tiempo. Intenta no exponerle a estas situaciones. Le va bien un entorno familiar, tranquilo y conocido, sobre todo en su etapa de bebé.
. Sé rutinaria en cuanto a siestas, tomas, juegos, etc. Una rutina a la hora de acostarle también es importante. Si está intranquilo o le cuesta dormirse, llévalo en una mochila porta-bebés. Tu presencia le tranquiliza y reduce la sobre-estimulación debida al miedo.
. Vístele con prendas de un algodón suave y siempre las mismas. Y llévale cada día de paseo. El contacto con el aire fresco y también con la naturaleza le calma.
. Introduce los cambios en su dieta lentamente y uno por uno.
. Tu bebé puede ser un barómetro de tu estado emocional. Si estás tensa, llora más y está inquieto; si estás serena, él también lo está. Capta tus emociones y es influenciado por ellas. Tenlo en cuenta.
DURANTE LA PRIMERA INFANCIA
Durante este periodo lo que más caracteriza al niño sensible es su dificultad con los cambios, sus problemas con la sobre-estimulación y sus fuertes emociones. Veamos cada problema y sus remedios:
LA DIFICULTAD CON LOS CAMBIOS
El día a día está lleno de transiciones: del sueño a la actividad, de estar en casa a salir. También hay cambios más grandes, como el del biberón a la cuchara, o de estar con la mamá a la canguro o la guardería. Le cuestan tanto las transiciones como los cambios. Pautas para el día a día:
. Avísale siempre con tiempo. ‘Cariño, en 5 minutos vamos a comer’. O recurre a un reloj de cocina. Si le metes prisa, acabáis los dos hechos polvo. Significa que debes ir un paso por delante del tiempo. Y sobre todo, déjale tiempo para terminar las cosas. Si no es posible, hazle saber que entiendes su protesta. ‘Sé que te es difícil dejarlo, pero más tarde podrás seguir’. Explícale la relación entre ‘ahora no’, pero ‘más tarde sí’.
. Sé rutinaria en el día a día. La rutina le da una sensación de control y disminuye la ansiedad porque sabe lo que puede esperar. Y sé estricta con tus normas; por ejemplo a la mesa puede llevarse un juguete (facilitará la transición de jugar a comer), pero más no.
. Cuéntale siempre tus planes; por ejemplo: ‘Cuando te recojo esta tarde, no iremos a casa, sino…..’ Y ante un gran cambio, como una mudanza, un viaje, prepárale bien. Cuéntale lo que va a ocurrir, enséñale fotos, visita con él el lugar, léele algún cuento y acepta sus protestas. Si tú no tienes problemas con su rigidez, la situación se hará más fácil para él (recuerda que es sensible a tus emociones).
. Su sentido fino del gusto le convierte en una persona selectiva con la comida. Proporciónale comida sana y nutritiva, pero acepta la cantidad que come. Si es irregular, ten siempre tentempiés nutritivos disponibles a los que pueda acceder. Déjale tomar la iniciativa, pero mantén tus normas, por ejemplo una cosa dulce al día. Acepta sus manías, como su rechazo a frutas de color fuerte (comerá otras de color neutro).
. Su sensibilidad a las texturas convierte la tarea de vestirle en algo difícil. Cómprale prendas que no piquen y sin cuello alto. Si le gusta una prenda, cómpralas en distintos tonos. Sé creativa: viste tu hija con leotardos si rechaza los pantalones (le aprietan). Y créele cuando dice tener calor. ¡La sangre le corre por las venas a toda velocidad!
LA SOBRE-ESTIMULACIÓN
La sobre-estimulación puede darse tras un largo y excitante día, por causa de muchas impresiones o un cambio. Pautas para el día a día:
. Aprende a reconocer los primeros indicios de la excitación. Las señales, diferentes por cada niño, pueden ser que su nivel de excitación va en aumento; se frota los ojos, empieza a correr por el salón, etc. Propón alguna actividad que le calme, como un baño o leer un cuento contigo.
. Acopla tu ritmo al suyo. Si por ejemplo al salir del colegio le notas más nervioso de lo normal, llévalo directamente a casa, posponiendo otros planes. Jugar en su propio entorno familiar le calma.
. Toma precauciones. Si quiere ir al cine, elige una película que pueda ver sin que le altere. Si vais a ver fuegos artificiales, llévate tapones para el oído; o si vais de excursión (montaña, nieve) procura tener mudas de ropa y calcetines, además del zumo de su marca preferida.
. Controla las horas que mira la tele. Ver la tele suele gustar al niño sensible, pero no le beneficia: la avalancha de impresiones recibidas le desbordan y hacen su juego muy intranquilo después de la tele. Una hora al día es más que suficiente para el niño, incluso preferiblemente menos cuanto más pequeño sea.
. El niño sensible necesita sobre todo poder jugar. El juego le permite asimilar todas sus experiencias y vivencias y le calma. Para ello son importantes los juguetes básicos, como maderitas, duplo, lego, muñecas, etc. Todo aquello con lo que un niño pueda dar rienda suelta a su fantasía. Para que el niño tenga oportunidad para jugar, es importante no sobrecargar sus días con actividades extra-escolares. Aunque le gusten, hay que procurar que el niño pase algunas tardes en casa, jugando a sus anchas. Cuántas más, mejor.
LA INTENSIDAD DE SUS EMOCIONES
Debido a la intensidad con lo que vive las cosas, suele tener reacciones fuertes, como llantos o gritos a pulmón lleno, rabietas etc. De ti tiene que aprender a controlarse. Pautas para el día a día:
. Mantente serena. Respira hondo y deja que se exprese. Puedes decirle algo como: ‘Veo que estás muy enfadado.’ Si tú eres una persona con emociones intensas, probablemente te cueste reaccionar con calma. Sal un momento del lugar y suelta gritos profundos, como ‘aaaaah’.
. Intenta hacer contacto con él; llegando a su interior, se calmará. Por ejemplo mírale a los ojos, tócale el hombro o abrázale. Algunos niños no toleran que les toquen en estos momentos de tensión. Limítate a quedarte a su lado.
. Dale una palabra que pueda decir o gritar cuando está enfadado. Como ‘CÓRCHOLIS’. En vez de que tire sus juguetes por allí, dile que recurra a este término. Enséñale que a continuación diga qué es lo que no le gusta. Y acto seguido, decir lo que sí quiere.
. Ofrécele actividades que le calmen, como beber un poco de agua, jugar con agua o plastilina, bañarle o leerle un cuento. Dar un paseo también puede ayudar. Recuerda que el contacto con la naturaleza le tranquiliza.
. Lee con él algún libro sobre las emociones. Como ‘el imaginario de los sentimientos’ de la editorial SM. Conocer los términos para sus estados de ánimo le calma. Las palabras disponen de este don.
. No critiques sus conductas. En vez de decirle ‘ya estamos otra vez con lo mismo’ o ‘eres un histérico’ puedes decirle algo como ‘tienes un gran corazón’ o ‘eres muy sensible’.
. Enséñale palabras para sus emociones (rabia, enfado, miedo, etc.). Las palabras controlan los impulsos y son como un mecanismo de protección para suavizar sus reacciones. Y pregúntale de vez en cuando qué es lo que siente en su interior. Puede que te diga ‘Mamá, siento cosquilleos en mi tripa’ (tengo miedo) o ‘En mi cuerpo corretean muchos avispones’ (estoy muy emocional).
. Es frecuente que el niño sensible tenga de vez en cuando alguna explosión de enfado, llanto o rabieta. Las emociones le desbordan. Manten la calma, permítele que se exprese y acepta sus emociones. Escúchale sin juicio. Habla con él sobre lo ocurrido, una vez que se haya calmado.
No es fácil educar a un niño altamente sensible; exige de ti paciencia, comprensión y diplomacia. Pero también es cierto que es un niño con una rica vida interior y descubrir el mundo a su lado es una experiencia sumamente enternecedora.
EL NIÑO ALTAMENTE SENSIBLE EN EL COLEGIO
A veces estos niños son remitidos a mi consulta por problemas como desconectarse en clase, no trabajar bien y otros.
El niño con alta sensibilidad necesita desconectarse en clase, ya que le desbordan todos los estímulos a su alrededor: el griterío de los niños, las explicaciones de la maestra, los movimientos de las sillas, etc. Su conducta no se debe interpretar como una protesta para colaborar. En realidad al niño con alta sensibilidad le iría bien estar en un aula con pocos niños.
Es bueno que su profesor tenga en cuenta su sensibilidad y que actúe con sabiduría. A este niño le ayuda, por ejemplo, si se le permite salir un rato al pasillo y dar una vuelta por el patio. A María, que está un colegio con un jardín, la maestra le deja regar las plantas a mitad mañana. Sabe que esta tarea le tranquiliza, por tener contacto con la naturaleza. Procura sentarla con niños tranquilos. Otras veces la deja trabajar en un rincón de la clase donde nadie puede interrumpir. Son medidas sencillas que ayudan al niño con alta sensibilidad. Otro asunto a tener en cuenta es que estos niños, después de un largo día escolar, necesiten tiempo para el juego libre. No hay que saturarles con actividades extraescolares. Nada les beneficia más que jugar en casa a lo que se les antoje. Necesitan tiempo para ellos mismos sin estructurar.
Lee también mi otro artículo: El niño altamente sensible.