APRENDER A CONOCER LAS EMOCIONES

Coks Feenstra · Psicóloga Infantil

6 de marzo de 2018

APRENDER A CONOCER LAS EMOCIONES

Las tardes del miércoles las paso con mis nietas. A mediodía recojo a la mayor, de 5 años.

Tiene jornada intensiva, así que ya está libre el resto del día. Y esto le encanta. Fue ella la que me dijo: ‘Abuela, si me recoges a las 14.00, no tengo que ir al comedor. ¿Puedes?’. El comedor no le gusta, no tanto por la comida, sino por el griterío de los niños y el estrépito de los cubiertos. Debido a su alta sensibilidad no me extraña.

Así que los miércoles como con ella. Y acto seguido, vamos en coche a recoger a la pequeña, de dos años y medio. Esta no suele tener prisa en irse. Primero debemos escuchar un cuento que nos va contando a las dos y luego quiere jugar a escondite antes de meterse en el coche y después de una batalla por el cinturón. Quiere ponérsela sola, algo que todavía no logra. Bueno, me sirve para practicar la paciencia.

La siguiente parada es el parque que tenemos a mitad de camino para casa. Es nuevo, amplio con todo tipo de dispositivos atractivos para niños, como columpios, casitas y hasta un riachuelo. Se lo pasan genial y yo también al verlas felices. Cuando ya oscurece, siempre tengo que convencerlas para ir a casa. A estas horas ya son las 18.00 y oscurece. En casa aún nos queda tiempo para jugar un rato, antes del ritual del baño y cena. Fue en estos momentos que la pequeña, trajinando con sus muñecas, me dijo: ‘¡Abuela! Yo contenta’. Y la mayor respondió: ‘Yo también’. Les respondí sonriente: ‘Y yo también, con mis dos amores’. La mayor se echó en mis brazos y la pequeña siguió su ejemplo. Nos fundimos las tres en un gran abrazo.

Ah, ¡qué momento más hermoso! ¡Cuánto me llenan estos ratos con mis niñas pequeñas! ¡Qué rica me siento con esta ampliación de mi familia!

Me sorprendió muchísimo, que la niña, de tan corta edad, supiera expresar su estado de ánimo y conociera la palabra para esta emoción (la felicidad). Otras veces ella expresa su miedo, con la frase: ‘Tengo susto’.

Los niños empiezan a hablar en frases en torno al segundo año, pero es destacable que una niña ya sepa expresar sus emociones.

¿Cómo en realidad aprenden los niños esa habilidad? La aprenden de vosotros, sus papás (y también de sus cuidadores). Vosotros, quizás sin daros cuenta, transmitís a vuestro pequeño lo que observáis en él. ‘Ah cariño, te asustaste, ¿verdad? Ven, que te cojo, ya que este perro es muy grande. O ‘qué cara de contento tienes’, al verle feliz. Vuestra cara es un espejo para él en el que ve reflejadas sus emociones. Y así el niño poco a poco va conociendo las palabras que denotan emociones.

Es un aprendizaje importante. Saber poner palabras a lo que uno siente por dentro, reduce el estrés, limita el malestar y ayuda en el auto-conocimiento. Las palabras tienen un efecto calmante. A mi consulta llegan muchos niños con problemas en el dominio de sus emociones que no saben nombrar. Esto disminuye su auto-control.

Un niño pequeño suele expresar sus emociones mediante el lenguaje corporal, como dar saltos de alegría o dar patadas de enfado. Pero a medida que vaya aprendiendo el lenguaje verbal de las emociones, será capaz de decir: estoy enfadado, en vez de dar portazos a la puerta o arremeter contra un niño. Lo va aprendiendo con la edad y gracias a vuestra educación.

Unas pautas:

• Pon nombres a las emociones. Si lo ves feliz o frustrado, hazle saber lo que observas. Veo que estás muy contento…..frustrado. etc.

• Transmítele lo que observas en él. ¡Cómo te gusta ir en bici ¿verdad? Te veo tan feliz.

• Pon palabras a tus emociones. Pej estás intentando mandar un mail, pero el ordenador no responde. ‘Jolín, esto me frustra’. O, cuando hay roces entre tu pareja y tú y andas con una cara de pocos amigos, no se lo niegues (‘no me pasa nada’), pero reconócelo. ‘Sí, estoy enfadada con el papá…..y por esto tengo esa cara. Pero no tiene nada que ver contigo’.

• Dale un buen ejemplo en el control de tus emociones. Ten en cuenta que él os imitará. A veces trato un niño que no se controla y explota ante eventos desagradables. En muchos casos hay un padre (o una madre) detrás con el mismo problema. Puedes enseñarle por ejemplo contar hasta diez, respirar hondo o dar un paseo para despejarte (necesito irme un rato, quédate con papá, ahora vuelvo). También puedes explicarle las emociones de otras personas. ‘El abuelo está triste, añora la compañía de la abuela. Seamos cariñosos con él, así se sentirá mejor’.

• Cuando tu hijo vive una emoción fuerte, no le critiques, pero dale ideas, como respirar hondo, dar puñetazos al cojín, chutar la pelota etc. Pero ojo: mientras está en plena rabieta, no interfieras. Es mejor esperar hasta que la tormenta amaine.

• Si tenéis gemelos u hijos muy seguidos, es más difícil captar bien sus emociones y tener tiempo para transmitírselo. Viene muy bien organizar tiempo individual para cada niño. Estos momentos os proporcionarán más oportunidad para enseñarle el lenguaje de las emociones.

Estudios recientes ponen de relieve que los niños, a partir de los nueve años, hoy en día aprenden menos a leer las expresiones e interpretar el lenguaje no verbal, porque se comunican mucho más a través del whatsapp que las generaciones anteriores. Jugar juntos al video consola, a veces cada uno desde su casa, es distinto a jugar en la calle con un contacto de cara a cara. Por tanto, es importante controlar el tiempo que dediquen a este tipo de juegos e estimular el contacto directo con coetáneos.

Por otro lado, pienso que en los tiempos que corren, se presta más atención a las emociones; en las familias se habla más y en los colegios se les enseña a los niños los nombres de las emociones. Esto lo vi en mi nieta. Todo un cambio positivo.

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